Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- A casi seis meses de que integrantes del Consejo Supremo Indígena de Michoacán derribara la escultura Los Constructores, hasta el momento la administración municipal no ha podido darle solución a la obra, anunció la Secretaria de Cultura municipal, Fátima Chávez Alcaraz.
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El tema no ha avanzado en la cuestión jurídica, por lo que el Ayuntamiento de Morelia y el Gobierno del Estado analizan quién se hará cargo de la misma, por lo que las tres opciones que se tienen contempladas siguen en pie, sin que se haya tomado una determinación final para el monumento.
La primera opción es que la escultura se quede como parte de un anti monumento que señale las denuncias por parte de los pueblos originarios y se muestra el trabajo que ellos hicieron para construir la capital michoacana.
Mientras que la segunda alternativa es que en el lugar se pueda plantar un árbol, sin embargo, se tendría que verificar que el espécimen no dañe el acueducto de Morelia.
La última vía es que sea removida y se pueda enviar a un museo del estado o del municipio, siendo el archivo histórico de la ciudad a donde se pudiera trasladar, agregando que se invitaría a otros escultores para que intervengan la pieza y pueda ser una versión como la que se encontraba antes de ser destruida.
La funcionaria Chávez Alcázar añadió que lo importante es que se tiene una conciliación entre todas las partes, agregando que desde el principio en las mesas de diálogo se plantearon las opciones para la pieza donde siempre se tuvo en cuenta todas las voces.
Es de recordar que desde agosto del 2021, ya se había realizado una consulta popular en dónde se pedía a los morelianos que decidieran el rumbo de la escultura, en ese momento alrededor de 172 personas votaron a favor de quitarla y 87 en contra, pero derivado de la contingencia por Covid-19 en Morelia, no se pudo avanzar con los trabajos.
El problema se heredó al actual gobierno municipal, mismo que no generó las condiciones necesarias por lo que se decidió arrancar a Fray Antonio de San Miguel y el Alarife, que se encontraban en la escena.
El consejo consideró a la obra como un símbolo de la sumisión, racismo y esclavismo del pueblo indígena, pidiendo removerla lo antes posible, pero no se tomó en cuenta esta opinión.