El 4 de mayo, Alejandro, de 31 años, volvió a casa con su familia en Zitácuaro. Aunque regresó sin vida tras estar desaparecido por casi un mes, sus consanguíneos tuvieron la oportunidad de abrazar su ataúd, llorar su muerte y poner flores en su tumba, una suerte que cientos de familiares de desaparecidos anhelan.
Alejandro desapareció el 15 de abril de 2019 y fue encontrado en una fosa común del Servicio Médico Forense (Semefo) gracias a la intervención de los colectivos que integraron la V Caravana de Familiares de Desaparecidos “Buscando encontraremos”, a la cual su hermana se unió al enterarse de su paso por Michoacán.
Con el apoyo de los colectivos se recuperaron las fotografías de 11 posibles positivos en el Semefo, entre ellas la de Alejandro, quien pudo ser reconocido por los tatuajes que tenía y con ello se logró la recuperación del cuerpo.
“Tenía el tiro de gracia en la nuca, pero la familia desconoce cualquier otra causa de su desaparición”, recordó María Teresa Fuentes Hernández, quien forma parte de la caravana y busca a su esposo desde hace seis meses.
La chica nos comentó que su hermano desapareció el día 15 de abril, y el 16 ya estaba en el Semefo y a ella no le informaron jamás nada; hasta que llegamos con la caravana fue que se le informó, el cuerpo ya estaba en fosa común, pero ahí fue que se exhumó el cuerpo para entregarlo, es decir, ya se habían acercado y les dijeron que no estaba, fue hasta que llegamos nosotros que se pudo resolver. Ella nos dijo: ‘si no fuera por ustedes, la Quinta Caravana, yo anduviera con ustedes buscando'
María Teresa consideró que este procedimiento evidencia “una crisis tremenda en el área forense, que es lo que está haciendo el grupo de (Alejandro) Encinas y un grupo de antropólogos físicos independientes, tratando de cambiar este sistema, de que ingresas a la fosa sin hacer un cruce de información. Probablemente muchos de nuestros desaparecidos se encuentran en estas fosas comunes y es un deber y obligación atender esta búsqueda”.
No obstante, para ella y para todos los miembros de la caravana, encontrar los restos de un solo desaparecido les da esperanza y fuerzas para continuar con sus búsquedas, además despierta nuevamente su sueño de encontrar a sus familiares, “así sea en un sobre”, al referir los pocos restos que suelen encontrarse en las fosas, y que se están tratando de identificar.
Implica muchas emociones, porque a la vez sabes que si vas a entregar un cuerpo, va a descansar toda la familia que sufre buscando, se juntan emociones, cuando se recupera uno, porque pienso, que tal que así recupero el mío, como fue, te dejan impactada y son mil cosas
Y SEGUIR BUSCANDO…
La verdad sí, perdimos la esperanza de encontrarlo con vida. Mi esposo José Óscar Mayorga Baltazar salió a una reunión en Hermosillo, Sonora, y no regresó, pero lo buscamos en fosas porque debemos pensar en todo, en lo posible y lo imposible, nos ponemos a buscar en vida, pero no está en ningún lado, entonces ¿en dónde está?, en una fosa, porque es lo más común
Se suma la indiferencia de las autoridades, “que lejos de apoyar a las familias que andamos buscando, nos cierran las puertas, nunca tienen respuesta concreta, al contrario, te llaman para preguntarte y tú qué sabes y yo le contesté al ministerio, pues por eso puse una denuncia, porque yo no soy autoridad para buscarlo”.