Morelia, Michoacán.- Las calaveritas de azúcar destacan por su forma tradicional como ornamen los altares de Noche de Muertos, aunque aún hay quienes las compran para degustación, pero año con año se han reinventado para llamar la atención de los consumidores.
Pasteles, platillos mexicanos, consolas de videojuegos, la Santa Muerte y hasta altares en honor a gatos son las nuevas formas que han adoptado estos dulces, las cuales salen de la creatividad e imaginación de aquellos que las realizan, como es el caso de la moreliana Karina Urquiza Jiménez.
"Tenemos el don, así que podemos innovar con nuevas creaciones y atraer a la gente para que no digan que cada año vendemos lo mismo. Tratamos de hacer una o dos diferentes", informa la integrante de la familia Urquiza Vaca.
Esta familia ha heredado esta tradición desde hace más de tres generaciones. Actualmente, la integrante más grande es su abuela de 85 años que este 2024 participa en la segunda edición del Festival de la Calaverita de Azúcar en la Plaza Valladolid.
"Mi abuelita tiene 86 años y dice que cuando tenía ocho su papá le enseñó. De ahí ya toda la familia aprendió; mi mamá, mi hermano, mis tías, mis primas y yo".
En estas décadas de trayectoria ha visto cómo la introducción de estos productos desde China y el Estado de México, principalmente, se han apropiado del mercado, afectando a los artesanos locales.
"Nos ha afectado porque llega mercancía desde el Estado de México y ya ahorita con tantas cosas chinas que se venden por eso queremos que la gente vea lo que nosotros hacemos, que vean lo que Michoacán produce".
Aún con estas adversidades, el ánimo no desiste pues comienzan a prepararse desde enero para tener todo listo y ofrecer productos artesanales con precios que rondan desde los siete hasta los 300 pesos.
"Trabajamos dos tipos, unas de azúcar glass y otra refinada. La primera en frío y hacemos una masa que podemos manipular como queramos. La segunda es a temperaturas muy altas. Una vez que está lista, la moldeamos".
A esto le sigue la técnica de decorado que ya depende del ingenio de cada realizador. "Las otras las hacen en máquina pero nosotros es una por una. Cada combinación y cada color, cada calaverita es diferente porque no tenemos un patrón".
De acuerdo a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), estas piezas ya se realizaban desde los tiempos prehispánicos a base de amaranto y miel como una ofrenda a los dioses. Fue hasta la Conquista que la introducción del azúcar que se modificó su elaboración.