Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Pese a que prevalece la violencia, en Michoacán no hay condiciones políticas para una nueva conformación de las autodefensas como hace 10 años, por la existente estrategia de seguridad federal y la “cooptación” que hubo de los liderazgos de aquel levantamiento armado, consideró el investigador Enrique Guerra Manzo.
Para el doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México (Colmex), la conformación de los grupos de autodefensa en febrero del 2013 en la región de la Tierra Caliente obligó a las autoridades estatales, principalmente las federales a replantear toda una estrategia en materia de seguridad, que no estaba siendo atendida en los municipios.
El levantamiento de los civiles en los municipios Tepalcatepec y Buenavista, donde inició el movimiento armado, también incidió en las políticas públicas que antes del 2013 se realizaban de arriba hacia abajo sin tomar en cuenta a los ciudadanos que estaban siendo asediados por los grupos del crimen organizado, consideró el catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco (UAM-X).
“Antes no existía la covigilancia y por tanto hubo un cambio en el diseño de las políticas públicas en varios lugares de Michoacán, como fue el caso de Cherán con la llegada de las policías comunitarias. Por tanto, estos movimientos sí incidieron en materia de seguridad pública y en la forma en cómo se reestructuraron las decisiones de las élites políticas estatales”, explicó el investigador.
En entrevista con El Sol de Morelia, dijo que si bien la violencia generada por el crimen organizado sigue presente en Michoacán y a nivel nacional aún con la llegada de un nuevo gobierno progresista, Guerra Manzo consideró que no es posible que haya un nuevo levantamiento de los civiles, por la descomposición e infiltración que hizo el entonces comisionado Alfredo Castillo Cervantes en los grupos de autodefensa.
Recordó que una gran mayoría de sus liderazgos fueron cooptados por los grupos del crimen organizado o también infiltrados por las llamadas policías comunitarias que conformó el entonces comisionado, que en su mayoría eran criminales, pero a su vez, obligó a muchos de los fundadores a permanecer aislados como el caso de Hipólito Mora Chávez y en su momento a José Manuel Mireles Valverde, este último encarcelado desde el 2014 hasta el 2017.
A pesar de que el movimiento en 2013 fue legítimo y estuvo lleno de esperanza por quienes lo integraron para acabar con las extorsiones, cobros de piso e inseguridad, el investigador del Colmex destacó que la intervención del gobierno federal fue a tal grado que logró institucionalizar a los autodefensas o bien, extinguirlos en más de un 90 por ciento, pues aún hay personas que creen en las autodefensas, pero que ya no tienen la misma fuerza de hace 10 años.
“Es difícil que esos mismos líderes pudieran volver a reactivar el movimiento, porque están cansados y en la mira pública, además de que hoy hay nuevas condiciones con la presidencia de Andrés Manuel López Obrador que a toda costa incide en que estos grupos no se formen en ninguna región del país”, manifestó.