Tancítaro, Mich.- El día comienza las 4:00 am para Benjamín y su familia. Un café negro apurado y apenas jalar una chamarra rala, que estaba encima de la mesa. Benjamín piensa en el trayecto que hará con el fin de semana con la raya de 600 pesos que recibirá el sábado.
Su decisión se debate entre ir a la feria de su pueblo y cenar unas enchiladas o comprar las cosas que necesita su hija recién nacida.
A lo lejos, se escucha la voz grave de Cornelio, uno de los enganchadores de cortadores de aguacate que es más respetado entre los jornaleros porque, dicen, “nos consigue buena paga y a veces desayuno en las huertas”.
A más tardar a las 5:00 am salen las desvencijadas camionetas de redilas hacia las huertas, repletas de jornaleros armados con sus garrochas y sus morrales. La mayoría son hombres jóvenes, de edades que van de los 13 a los 40 y tantos años y que han desarrollado en manos y pies, la fuerza y aspereza suficiente para trepar a mano limpia árboles de más de 20 metros de alto. Cornelio escogerá a los más fuertes.
Al llegar a la huerta – en este caso del Cerro de la Vaina- bajan con el ánimo dispuesto y con prisa para empujar un taco de carnitas, más café y un poco de agua. El desayuno no dura más de 15 minutos y algunos se quejan de que el patrón ha mandado quitar el salón que usaban como comedor-vestidor.
“¡Miré, lo tiene cerrado con candado desde hace meses; por lo menos ahí podíamos calentar el agua para café y cambiarnos sin sentir frío!”, señala un cortador que se quita los zapatos para ponerse unas botas con goma especial para trepar los árboles.
Antes de unirse a la cuadrilla que les corresponde, pasan a limpiarse brazos, cara y garrochas, con un líquido especial que incluye agua, cloro y otros químicos según explica Mayra, la ingeniero agrónomo que está supervisando hoy la huerta.
Las ramas de los árboles de aguacate se cubren de una capa de lama verde en tiempo de lluvia y frío. Esa lama las vuelve letales para los cortadores que tienen que trepar a mano limpia a las copas más altas para alcanzar y cortar el mejor fruto.
Las cortadores de aguacate no llevan más protección que sus manos. Resbalan una y otra vez durante el ascenso, pero vuelven a aferrarse con destreza, desarrollando un sexto sentido del peligro.
No miran hacia abajo. Han aprendido mejor a poner la mirada en lo alto y concentrarse en el cálculo de las distancias.
En los morrales de tela que ellos mismos fabrican, los cortadores de aguacate, llegan a recolectar hasta 10 kilos del fruto antes de bajarse de las alturas. Es el caso de Benjamín de 24 años de edad, padre de dos niños, quien trabaja en las huertas hace tres años cuando regresó del otro lado y ya no pudo cruzar.
Ahora, piensa cada vez más en cómo regresar a los Estados Unidos pese a las restricciones migratorias y cree que podría unirse a una caravana de migrantes centroamericanos para poder cruzar sin pagar un pollero.
Benjamín trabajaba de indocumentado en una empacadora de tomates en California y le pagaban 70 dólares el día, el doble de lo que gana aquí en las huertas en una semana.
Al igual que Benjamín, Yair piensa que por ahora tendrá que esperar a que baje la tensión en la frontera con el muro de Trump porque aseguran que han oído que la patrulla fronteriza anda más agresiva que nunca.
Casi todos los jornaleros del aguacate saben contar en primera persona una historia de migración y la gran mayoría se comunica perfectamente en inglés, lo que sin embargo no constituye en este caso, ni en este lugar una ventaja para ellos.
A lo lejos se escucha un grito ahogado y un golpe seco.
Se ha caído de lo alto un cortador de aguacate de unos 45 años y queda tendido en el suelo, sofocado y pálido.
Alguien le sostiene la cabeza y le amarra una camisa a la nuca. Le hacen preguntas de rutina para corroborar que no perdió la conciencia y le suplican que no cierre los ojos.
El dueño de la huerta se acerca y ordena que lo trasladen con cuidado a un hospital.
“Los trabajadores todos tiene seguro, pero además los llevamos a un particular, siempre”.
Este año, Michoacán rompió un nuevo record de exportación de aguacate con cargamentos superiores a las 140 toneladas del fruto, que serán consumidos principalmente en la LIV edición del Super Bowl de este domingo.
La derrama económica para México y Michoacán que deja la venta del fruto en los Estados Unidos, supera también los cinco mil millones de dólares cada año.
La mayor parte del aguacate consumido por los estadounidenses en esta temporada es producido en Michoacán, por jornaleros como Benjamín que el único sueño que tienen es regresar a Estados Unidos.
Dato
Michoacán rompió un nuevo récord de exportación de aguacate con cargamentos superiores a las 140 toneladas del fruto, principalmente para la LIV edición del Super Bowl