En 20 años disminuyó la mitad de la superficie del Lago de Pátzcuaro, de acuerdo con el secretario de Medio Ambiente en Michoacán, Alejandro Méndez López.
El funcionario precisó que en 1994 se tenían registradas 11 mil 837 hectáreas de superficie en dicho cuerpo de agua, sin embargo, en este año hay 6 mil 883 hectáreas, es decir, 5 mil hectáreas menos.
Méndez López admitió que se vive una situación crítica por la reducción de su superficie, pero también en su profundidad, sobre todo en el suroeste y oeste del lago, pegado a la isla de Janitzio.
Sin embargo, el de Pátzcuaro no es el único espejo de agua que presenta ese grado de deterioro en Michoacán.
El Lago de Camécuaro también atraviesa una severa crisis, al grado de que en los últimos cinco años ha presentado una disminución del 50 por ciento de su aforo.
Ricardo Lemus y Juan Manuel Medina Ayala, quienes por años han trabajado en este cuerpo de agua, advierten que la situación ha puesto ya en riesgo todo el ecosistema.
Ambos advierten que las graves afectaciones que sufre el lago ya han impactado en la flora y la fauna nativas.
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Ricardo Lemus señala que lo que está afectado al lago es la deforestación, los cambios de uso de suelo y el exceso de concesiones de perforaciones.
“Se tiene que hacer un balance para ver cuánta agua entra al lago y cuánta sale porque ahorita solamente tenemos datos sueltos que se tienen que enlazar y darles coherencia para poder sacar algunas conclusiones para emprender acciones”.
Juan Manuel Medina Ayala, señala que la degradación de este embalse es tal que podría traer consecuencias al Acuífero Zamora.
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Señala que los datos obtenidos de los trabajos de investigación realizados de manera particular arrojan que durante la década de los 40, cuando fue decretada como Área Natural Protegida el gasto de agua de los manantiales era de 2.4 metros por segundo.
“Hace dos años era de 1.7 metros por segundo y de dos años a la fecha bajó a 1.1 metros por segundo porque la maquinaria pesada que estaban metiendo posiblemente tuvo un impacto sobre los veneros que al final son fisuras en las rocas”.
Agrega también que la introducción de especies al lago de Camécuaro acabó prácticamente con la fauna del cuerpo de agua.
“Metieron lobina y bagre y ya no encontramos cangrejos y langostinos, tenemos una pérdida de la biodiversidad local por la introducción de especies”.
La importancia de este espacio, dice, radica más en los servicios ambientales que presta que el tema turístico, ya que de este surgimiento de agua depende prácticamente el Valle de Zamora.
Tanto Ricardo Lemus y Juan Manuel Medina Ayala coincidieron en que la degradación es producto de un deficiente programa de manejo de esta área natural protegida que no responde a la realidad actual del Lago de Camécuaro.