Con elementos clásicos de historias de fantasmas y evocaciones de ultratumba provenientes del México postrevolucionario, la cineasta Alejandra Cárdenas debuta como guionista y directora en el género de terror. “Jugaremos en el bosque”, que estrenó este 1 de mayo en todas las salas del país, se centra en la pérdida de un hijo.
“Mariana” y “Javier”, una joven pareja enfrenta el fin de su matrimonio tras la misteriosa muerte de su hijo, “Tomás”. Ambos, en un intento de volver a recuperar sus vidas y su matrimonio, deciden mudarse a una vieja hacienda, herencia del esposo, la cual esconde un siniestro secreto que desde un sangriento pasado amenaza la cordura e integridad de los nuevos inquilinos.
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“Creo que escribir terror viene de los miedos propios y lo que queremos plasmar para intentar liberarse de ellos. Hay un miedo universal y muy profundo que es el miedo a perder un hijo, eso es lo que está al centro de esta historia. Y es que con la pérdida también viene el aferrarse a algo que ya no puedes agarrar, como es la vida ante la muerte”, comenta Alejandra Cárdenas, en entrevista con El Sol de México.
Como protagonistas de esta cinta, Lucía Uribe y Mauricio Isaac, destacan los peligros de las obsesiones de sus personajes y la negativa de reconocer la realidad, la cual puede tener consecuencias terribles.
“Siento que nos pasa a todos, hay veces que tenemos tanto dolor que ya no lo queremos sentir más y tratamos de escapar de la realidad, pero en vez de solucionar las cosas lo que sucede es que la bola de nieve se hace más grande, como les sucede a estos personajes. En esta pareja estamos viviendo el duelo de maneras muy distintas, no se puede decir que haya una manera correcta de hacerlo, pero la pérdida de nuestro hijo hace que nos separemos de una forma casi irreconciliable”, comenta Lucía Uribe.
Con escenas reconocibles de la larga tradición de cine de terror, principalmente anglosajón, y algunos “guiños” o “tributos” a cintas clásicas de este género, la película buscó construir un ambiente terrorífico a partir de lo que ya conocía su directora y ha sido parte de su formación fílmica y literaria, con autores referenciales como Stephen King y Edgar Allan Poe, los cuales utilizó para crear una visión propia.
La película hace énfasis en el sangriento periodo de la Guerra los Cristeros, comenzada en 1926 por católicos conservadores que se resistieron a la ley expedida ese año por el entonces presidente de la república Plutarco Elías Calles, con la que buscaba acotar el poder y el culto católico en nuestro país, conforme a la Constitución de 1917. Una guerra que en tan sólo tres años tuvo como salto fatal aproximadamente 250 mil muertos.
“Fue para ponerla en un contexto religioso violento. Curiosamente en todo lo más violento que ha sucedido en el mundo, la religión ha estado en medio. Aquí en México pasó lo mismo. Hay una conexión muy extraña, que me parece muy interesante y contradictoria”, explica la directora.
Guillermo Granillo, codirector de la película, considera que la historia de México es una rica fuente de relatos que podrían nutrir el contenido de películas de terror y suspenso hechas en nuestro país. Sin embargo, afirma que el tema no ha sido muy bien explotado por lo que cree que aún queda mucho por hacer y descubrir sobre los miedos en nuestra propia cultura.