/ lunes 17 de febrero de 2020

Vicente Fernández cumple 80 años y sigue siendo el rey

El representante universal de la música ranchera, cumple 80 años, sus amigos y colegas describen por qué es el icono de la canción mexicana

Dejó las giras, pero no la música. Vicente Fernández es fiel a la frase que siempre repetía en sus conciertos: “Mientras ustedes no dejen de aplaudir, su Chente no deja de cantar”.

Y nunca ha dejado de cantar, a sus 80 años, que cumple hoy, el Charro de Huentitán está consolidado como el más importante exponente de la música ranchera.

“Vicente Fernández es simplemente el pilar de la música mexicana, así como José Alfredo lo es en la composición de nuestra música ranchera y es el Santo Patrono de ella, así Vicente es el Santo Patrono de la interpretación”, asegura Martín Urieta, uno de los compositores de los éxitos que Fernández ha añadido al repertorio de la música popular mexicana como Mujeres divinas y Acá entre nos.

85 discos grabados y 34 películas dan cuenta de sus más de 60 años de carrera, un camino fructífero, pero no sencillo, su éxito como intérprete ha contrastado con las difíciles situaciones que ha tenido que enfrentar: el suicidio de uno de sus mejores amigos, el compositor y productor Federico Méndez en 1988; el secuestro de su hijo Vicente Fernández Jr. en 1998, quien pasó cuatro meses en cautiverio y su diagnóstico de cáncer de próstata en 2016.

El hombre que nació hace ocho décadas en Huentitán El Alto, Jalisco, que hizo sus primeras presentaciones en México en el restaurante El Amanecer Tapatio y que convirtió el Teatro Blanquita en el lugar de sus primeros éxitos, antes de encontrar la fama ejerció oficios como el de albañil, mesero y cantinero.

Foto: Fototeca Mario Vázquez Raña

Su voz, calificada como tenor lírico le dio forma y fama a éxitos como Volver volver, -el primero en su carrera-, La ley del monte, De qué manera te olvido, Cruz de olvido y Las llaves de mi alma.

Vicente conoció su talento a los 8 años cuando le regalaron su primera guitarra. A los 14 años, ganó el primer lugar en un concurso y desde entonces centró toda su energía en la música.

Pero sus inicios no fueron sencillos, antes de ganarse el renombre como solista, perteneció a diferentes agrupaciones de mariachi importantes del país y fue rechazado en diversas ocasiones por las disqueras.

Su suerte cambió en 1966, el mismo año en que falleció su ídolo, Javier Solís, al firmar contrato con la CBS, hoy Sony Music, firma con la que ha llevado a cabo toda su trayectoria musical.

Tras incursionar en el cine y con una serie de éxitos en su carrera, el cantante comenzó a hacerse de un nombre en la industria, pero no fue hasta 1976 que el patriarca de la música ranchera grabaría el primer tema de los muchos con los que haría historia.

Con Volver volver, de la autoría de Fernando Z. Maldonado, su música y su figura comenzaron a formar parte del imaginario colectivo del país, convirtiéndose con ella en el nuevo rey de la música ranchera.

A Martín Urieta Chente le grabó 25 canciones, entre ellas, Acá entre nos y Qué de raro tiene, eso lo dice con orgullo el compositor quien asegura que con él “ha sido una persona excepcional”.

Foto: Fototeca Mario Vázquez Raña

Sin embargo, su relación no comenzó del todo bien, pues el también autor de Urge se mantuvo en el anonimato por mucho tiempo debido a que Vicente no se había preocupado del nombre del responsable de uno de sus más grandes éxitos cuando lo grabó.

“Duró como un año diciendo que era de un compositor que ni si quiera conocía, y en una ocasión él se presentó en Bogotá y todo el estadio se puso de pie a entonar Mujeres Divinas, ahí él se preguntó que por qué esa canción tenía tanto pegue, y en aquel entonces dijo: yo quiero conocer al tal Martin Urieta. Cuando regresó a México yo cantaba en una taberna y mandó por mí, pero yo estaba molesto, me tuvieron que convencer de ir a verlo”, recuerda el compositor.

A pesar de su enojo, Urieta accedió y desde entonces se convirtió en su amigo y en uno de los compositores predilectos de El Charro de Huentitán. “Hay muchos que dicen que se la compusieron y como forma de desagravio me dijo: la próxima vez que yo te grabe una canción voy a gritar tu nombre al mundo”.

La cantante Carmen Cardenal, bautizada por Federico Méndez, director artístico de Vicente como Los ojos verdes de la canción ranchera, tuvo un primer contacto más afortunado con el cantante y lo describe como “todo un caballero”.

“En los inicios de mi carrera conocí a Vicente a través de Federico Méndez, él me presenta y recomienda con él y de ahí se dio que compartimos palenques, lo cual a mi me hizo crecer al cantar ante audiencias muy grandes”, asegura.

En sus recuerdos están las increíbles presentaciones de Fernández. “Después de mi actuación, me gustaba verle cantar, era incansable. Ver cómo tenía ese contacto con la gente, había que reconocer que tenía mucho pegue con las mujeres en la parte del anillo del todo palenque siempre predominaban”.

Su importancia es tal, que incluso otros ídolos de la música mexicana han homenajeado su trayectoria, como es el caso de Los Tigres del Norte, quienes no se conformaron con reconocer el trabajo del jalisciense, sino que llevaron su admiración más allá al grabarle un disco entero a manera de tributo.

“Somos amigos desde hace muchos años, empezamos casi al mismo tiempo en nuestras carreras y trabajamos muchas veces juntos. Tengo entendido que sigue cantando, nosotros en esta carrera tenemos en él un ejemplo, cuando grabamos también nos damos cuenta de qué tan importante es dejar ese legado”, explica Hernán Hernández, bajo y voz de la agrupación.

Consentido de Dios es la canción inédita que los norteños grabaron para Vicente y fue escrita por el compositor y cantante Roberto Fausto.

Foto: Fototeca Mario Vázquez Raña

“Me siento muy honrado por haberle escrito esta canción, más por el enorme honor que también me la grabaran Los Tigres del Norte, para mí Vicente es actualmente el más grande ícono de la música ranchera en México, es sinónimo de grandeza, nos está dejando un gran legado musical”, expresa Fausto.

Tras más medio siglo de trayectoria artística, Chente se despidió de los escenarios en el 2016, más no así del estudio, pues dos años más t

arde lanzaría su disco Más romántico que nunca, y el años pasado se permitió una excepción, al compartir el escenario de los Latin Grammy al lado de su hijo y de su nieto Alejando y Alex Fernández.

Urieta dice que “él está cantando como en sus mejores días o tal vez mejor, nadie a los 80 años cantaría tan hermoso como Vicente”, dicha afirmación deja entre sus seguidores la esperanza de que El Charro de Huentitán cumpla su icónico lema: “Mientras ustedes no dejen de aplaudir, su Chente no deja de cantar”.

Dejó las giras, pero no la música. Vicente Fernández es fiel a la frase que siempre repetía en sus conciertos: “Mientras ustedes no dejen de aplaudir, su Chente no deja de cantar”.

Y nunca ha dejado de cantar, a sus 80 años, que cumple hoy, el Charro de Huentitán está consolidado como el más importante exponente de la música ranchera.

“Vicente Fernández es simplemente el pilar de la música mexicana, así como José Alfredo lo es en la composición de nuestra música ranchera y es el Santo Patrono de ella, así Vicente es el Santo Patrono de la interpretación”, asegura Martín Urieta, uno de los compositores de los éxitos que Fernández ha añadido al repertorio de la música popular mexicana como Mujeres divinas y Acá entre nos.

85 discos grabados y 34 películas dan cuenta de sus más de 60 años de carrera, un camino fructífero, pero no sencillo, su éxito como intérprete ha contrastado con las difíciles situaciones que ha tenido que enfrentar: el suicidio de uno de sus mejores amigos, el compositor y productor Federico Méndez en 1988; el secuestro de su hijo Vicente Fernández Jr. en 1998, quien pasó cuatro meses en cautiverio y su diagnóstico de cáncer de próstata en 2016.

El hombre que nació hace ocho décadas en Huentitán El Alto, Jalisco, que hizo sus primeras presentaciones en México en el restaurante El Amanecer Tapatio y que convirtió el Teatro Blanquita en el lugar de sus primeros éxitos, antes de encontrar la fama ejerció oficios como el de albañil, mesero y cantinero.

Foto: Fototeca Mario Vázquez Raña

Su voz, calificada como tenor lírico le dio forma y fama a éxitos como Volver volver, -el primero en su carrera-, La ley del monte, De qué manera te olvido, Cruz de olvido y Las llaves de mi alma.

Vicente conoció su talento a los 8 años cuando le regalaron su primera guitarra. A los 14 años, ganó el primer lugar en un concurso y desde entonces centró toda su energía en la música.

Pero sus inicios no fueron sencillos, antes de ganarse el renombre como solista, perteneció a diferentes agrupaciones de mariachi importantes del país y fue rechazado en diversas ocasiones por las disqueras.

Su suerte cambió en 1966, el mismo año en que falleció su ídolo, Javier Solís, al firmar contrato con la CBS, hoy Sony Music, firma con la que ha llevado a cabo toda su trayectoria musical.

Tras incursionar en el cine y con una serie de éxitos en su carrera, el cantante comenzó a hacerse de un nombre en la industria, pero no fue hasta 1976 que el patriarca de la música ranchera grabaría el primer tema de los muchos con los que haría historia.

Con Volver volver, de la autoría de Fernando Z. Maldonado, su música y su figura comenzaron a formar parte del imaginario colectivo del país, convirtiéndose con ella en el nuevo rey de la música ranchera.

A Martín Urieta Chente le grabó 25 canciones, entre ellas, Acá entre nos y Qué de raro tiene, eso lo dice con orgullo el compositor quien asegura que con él “ha sido una persona excepcional”.

Foto: Fototeca Mario Vázquez Raña

Sin embargo, su relación no comenzó del todo bien, pues el también autor de Urge se mantuvo en el anonimato por mucho tiempo debido a que Vicente no se había preocupado del nombre del responsable de uno de sus más grandes éxitos cuando lo grabó.

“Duró como un año diciendo que era de un compositor que ni si quiera conocía, y en una ocasión él se presentó en Bogotá y todo el estadio se puso de pie a entonar Mujeres Divinas, ahí él se preguntó que por qué esa canción tenía tanto pegue, y en aquel entonces dijo: yo quiero conocer al tal Martin Urieta. Cuando regresó a México yo cantaba en una taberna y mandó por mí, pero yo estaba molesto, me tuvieron que convencer de ir a verlo”, recuerda el compositor.

A pesar de su enojo, Urieta accedió y desde entonces se convirtió en su amigo y en uno de los compositores predilectos de El Charro de Huentitán. “Hay muchos que dicen que se la compusieron y como forma de desagravio me dijo: la próxima vez que yo te grabe una canción voy a gritar tu nombre al mundo”.

La cantante Carmen Cardenal, bautizada por Federico Méndez, director artístico de Vicente como Los ojos verdes de la canción ranchera, tuvo un primer contacto más afortunado con el cantante y lo describe como “todo un caballero”.

“En los inicios de mi carrera conocí a Vicente a través de Federico Méndez, él me presenta y recomienda con él y de ahí se dio que compartimos palenques, lo cual a mi me hizo crecer al cantar ante audiencias muy grandes”, asegura.

En sus recuerdos están las increíbles presentaciones de Fernández. “Después de mi actuación, me gustaba verle cantar, era incansable. Ver cómo tenía ese contacto con la gente, había que reconocer que tenía mucho pegue con las mujeres en la parte del anillo del todo palenque siempre predominaban”.

Su importancia es tal, que incluso otros ídolos de la música mexicana han homenajeado su trayectoria, como es el caso de Los Tigres del Norte, quienes no se conformaron con reconocer el trabajo del jalisciense, sino que llevaron su admiración más allá al grabarle un disco entero a manera de tributo.

“Somos amigos desde hace muchos años, empezamos casi al mismo tiempo en nuestras carreras y trabajamos muchas veces juntos. Tengo entendido que sigue cantando, nosotros en esta carrera tenemos en él un ejemplo, cuando grabamos también nos damos cuenta de qué tan importante es dejar ese legado”, explica Hernán Hernández, bajo y voz de la agrupación.

Consentido de Dios es la canción inédita que los norteños grabaron para Vicente y fue escrita por el compositor y cantante Roberto Fausto.

Foto: Fototeca Mario Vázquez Raña

“Me siento muy honrado por haberle escrito esta canción, más por el enorme honor que también me la grabaran Los Tigres del Norte, para mí Vicente es actualmente el más grande ícono de la música ranchera en México, es sinónimo de grandeza, nos está dejando un gran legado musical”, expresa Fausto.

Tras más medio siglo de trayectoria artística, Chente se despidió de los escenarios en el 2016, más no así del estudio, pues dos años más t

arde lanzaría su disco Más romántico que nunca, y el años pasado se permitió una excepción, al compartir el escenario de los Latin Grammy al lado de su hijo y de su nieto Alejando y Alex Fernández.

Urieta dice que “él está cantando como en sus mejores días o tal vez mejor, nadie a los 80 años cantaría tan hermoso como Vicente”, dicha afirmación deja entre sus seguidores la esperanza de que El Charro de Huentitán cumpla su icónico lema: “Mientras ustedes no dejen de aplaudir, su Chente no deja de cantar”.

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