/ viernes 28 de mayo de 2021

Andrés Calamaro se consagra como autor con Dios los cría

Las voces de 17 cantantes se unen a dueto con Andrés Calamaro en su nuevo disco

Del tango que se cuela en el rock (inevitablemente según el propio Calamaro), al flamenco, el bolero o la bossa nova también pasados por la vena roquera del artista argentino afincado en España, este álbum está lleno de sorpresas y 15 buenas canciones escritas entre 1989 y 2013 como Bohemio (con Julio Iglesias), Estadio Azteca (Lila Downs), Para no olvidar (Manolo García y Vicente Amigo), Mi bandera (León Gieco), Flaca (Alejandro Sanz), En un hotel de mil estrellas (Milton Nascimento), Pasemos a otro tema (Julieta Venegas), y Paloma (Sebastián Yatra, Leiva e Iván Ferreiro).

Una plana mayor encabezada por Andrés Calamaro, quien detalla en entrevista con El Sol de México acerca de la lírica que reúne ese ambicioso proyecto: “A los veinte años era un músico instrumental bastante bueno, empecé a escribir canciones de adulto, no sé en qué momento empecé a escribir letras buenas. Este disco, es verdad, me consagra como autor ‘bueno pero poco reconocido’”.

-En general, ¿qué aprecias de quienes cantan contigo en este disco?

-En general son importantes artistas y cantantes, en algunos casos leyendas. En lo particular son mejores, se brindaron por amor al oficio, amistad y respeto, dejaron su huella y se metieron las canciones en el bolsillo.

-Las canciones abarcan un rango de tiempo amplio, ¿qué hechos te han marcado en esos años?

-Me marcaron libros, películas de cine y disco. Luego mis propias experiencias, como a todo el mundo. Muchas giras, grabaciones, eclipses sentimentales, viajes de varios tipos y clases, amistades. Nadar de noche.

-Hay algunas palabras recurrentes en tus canciones, ¿qué significa para ti la libertad, el vacío, la enfermedad y el perdón?

-La libertad la conocen los presos, los que pagaron tiempo en la prisión, para los demás es una cuestión abstracta. El vacío es el vaso medio lleno, la enfermedad en la canción es metafórica afortunadamente, en mi familia vivimos cien años. El perdón es divino, no es una cualidad humana, nosotros apelamos a las disculpas como mucho. Creo.

-¿Cómo se cuela el tango en el rock?

-En Buenos Aires tiene que ser. Ser o no ser.

-¿Qué va más contigo, ser rockstar o bohemio?

-Bohemio, misántropo, generoso y egoísta.

-¿Cómo fue la grabación de Dios los cría, y la selección, en qué pensaste para elegir las canciones?

-No parecía posible convocar a semejante plantilla en una misma ciudad, ni lo intentamos y no hizo falta. Elegimos y grabamos instrumentos de 30 canciones, pensamos en tres cantantes posibles para cada canción y tres canciones posibles para cada cantante. Grabamos con trío de músicos en Madrid, según arreglos de Germán Wiedemer y bajo la tutela productiva de Carlos Narea.

-¿Cómo te sientes al tener un disco tan ambicioso como éste en medio de una pandemia que nos tiene llenos de incertidumbre?

-Distintas epidemias han bastardeado la clásica dispersión de la música grabada, ahora también la libre circulación de las giras hasta nuevo aviso. El Apocalipsis tecnológico, la conspiración discográfica y ahora el miedo que es ancestral pero se ha impuesto desde la información de algoritmos. La música como oficio es como es, nadie nos prometió un jardín de rosas, nunca pedimos nada. Que no conste esta como queja formal.

-Cómo te ha cambiado la vida en el último año; es destacable que el aire del disco se siente esperanzador, la realización misma lo es.

-Me gustó la pandemia, suspender una gira comprometida, aislarme de todo contacto. Una experiencia cercana a una libertad desconocida. Todo el año anterior escribí versos a diario, a veces durante varias horas, acompañado por el mate y la chala. Luego me interné en mi base sonora generando disparates musicales durante cien días. El mundo, y sus gentes sufren otros dramas además de la gripe pero soportamos insolentes inquisiciones disparatadas que nos desalientan y nos sublevan. La música es más consistente que la esperanza, espero que este disco sea un rayo esperanzador.

-¿En algún momento se les podrá ver cantando juntos?

-Espero que sí, claro. Este año no parece el más indicado para convocar quince cantantes de distintos países en un mismo teatro pero espero, y confío, en cantar de nuevo con estos artistas o con alguno de ellos o ellas.

-¿Por qué elegiste a dos mexicanas y cómo fue que consideraste incluir voces femeninas en el disco?

-Eso no tiene nada de peculiar ni particular. Todos escuchamos a Mercedes Sosa, Remedios Amaya, Chavela Vargas y Billie Holliday. Para estas colaboraciones ya teníamos los instrumentos grabados y no pudimos acomodarnos al tono de cada cantante. Al ser un cantante de género masculino los caballeros encontraron los acordes más familiares. Con Lila ya grabamos en anteriores ocasiones, me honra, lo mismo con Julieta y Mon. Intentamos con más cantantes damas que no estaban disponibles o no pudieron cantar, para la próxima.

-¿Cuál es el origen de Estadio Azteca, es verdad que es una metáfora de las drogas?

-Estadio Azteca no parece una metáfora con sustancias, el autor de esta letra es mi amigo Marcelo Scornik y no le pedí explicaciones de momento, no creo que sea un coqueteo con sustancias de ningún tipo, supongo que maneja otro tipo de conceptos, tampoco completamente definidos. Es heroica y masculina. Trasciende los tóxicos y tiene más claves y códigos impresos en los versos. Eso tienen las canciones, escapan del razonamiento vulgar, incluso al deseo de los propios cantores. A las canciones hay que esperarlas y nos están esperando.

-¿Por qué hay un par de canciones de Los Rodríguez y no alguna de Los Abuelos de la Nada?

-En Los Abuelos de la Nada (yo) era un escudero de Miguel Abuelo. Miguel y Gustavo (Bazterrica) escribían muy bien, mi función era tocar los teclados. Luego aporté con un par de canciones. Estaba muy verde como autor. Con Los Rodríguez escribimos nuestro propio repertorio apoyados en los ensayos y la sustancia grupal.

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-¿Por qué llegaste a llamarte a ti mismo Salmón?

-Tampoco me llamo Salmón a mí mismo. El Salmón como metáfora de ir siempre a la contra, eso me parece bien. En privado me llaman El Comandante o El Gaucho. El Salmón como título para un disco es gracioso y valiente, me ha quedado como apodo sub acuático.

-¿Cuál es tu bandera, en verdad sólo crees en tu propia dirección y cuál es esa?

-La dirección contraria, las banderas de las patrias de América Latina y España.

-¿Qué te sugiere la frase Dios los cría?

-Ellos se juntan.

Del tango que se cuela en el rock (inevitablemente según el propio Calamaro), al flamenco, el bolero o la bossa nova también pasados por la vena roquera del artista argentino afincado en España, este álbum está lleno de sorpresas y 15 buenas canciones escritas entre 1989 y 2013 como Bohemio (con Julio Iglesias), Estadio Azteca (Lila Downs), Para no olvidar (Manolo García y Vicente Amigo), Mi bandera (León Gieco), Flaca (Alejandro Sanz), En un hotel de mil estrellas (Milton Nascimento), Pasemos a otro tema (Julieta Venegas), y Paloma (Sebastián Yatra, Leiva e Iván Ferreiro).

Una plana mayor encabezada por Andrés Calamaro, quien detalla en entrevista con El Sol de México acerca de la lírica que reúne ese ambicioso proyecto: “A los veinte años era un músico instrumental bastante bueno, empecé a escribir canciones de adulto, no sé en qué momento empecé a escribir letras buenas. Este disco, es verdad, me consagra como autor ‘bueno pero poco reconocido’”.

-En general, ¿qué aprecias de quienes cantan contigo en este disco?

-En general son importantes artistas y cantantes, en algunos casos leyendas. En lo particular son mejores, se brindaron por amor al oficio, amistad y respeto, dejaron su huella y se metieron las canciones en el bolsillo.

-Las canciones abarcan un rango de tiempo amplio, ¿qué hechos te han marcado en esos años?

-Me marcaron libros, películas de cine y disco. Luego mis propias experiencias, como a todo el mundo. Muchas giras, grabaciones, eclipses sentimentales, viajes de varios tipos y clases, amistades. Nadar de noche.

-Hay algunas palabras recurrentes en tus canciones, ¿qué significa para ti la libertad, el vacío, la enfermedad y el perdón?

-La libertad la conocen los presos, los que pagaron tiempo en la prisión, para los demás es una cuestión abstracta. El vacío es el vaso medio lleno, la enfermedad en la canción es metafórica afortunadamente, en mi familia vivimos cien años. El perdón es divino, no es una cualidad humana, nosotros apelamos a las disculpas como mucho. Creo.

-¿Cómo se cuela el tango en el rock?

-En Buenos Aires tiene que ser. Ser o no ser.

-¿Qué va más contigo, ser rockstar o bohemio?

-Bohemio, misántropo, generoso y egoísta.

-¿Cómo fue la grabación de Dios los cría, y la selección, en qué pensaste para elegir las canciones?

-No parecía posible convocar a semejante plantilla en una misma ciudad, ni lo intentamos y no hizo falta. Elegimos y grabamos instrumentos de 30 canciones, pensamos en tres cantantes posibles para cada canción y tres canciones posibles para cada cantante. Grabamos con trío de músicos en Madrid, según arreglos de Germán Wiedemer y bajo la tutela productiva de Carlos Narea.

-¿Cómo te sientes al tener un disco tan ambicioso como éste en medio de una pandemia que nos tiene llenos de incertidumbre?

-Distintas epidemias han bastardeado la clásica dispersión de la música grabada, ahora también la libre circulación de las giras hasta nuevo aviso. El Apocalipsis tecnológico, la conspiración discográfica y ahora el miedo que es ancestral pero se ha impuesto desde la información de algoritmos. La música como oficio es como es, nadie nos prometió un jardín de rosas, nunca pedimos nada. Que no conste esta como queja formal.

-Cómo te ha cambiado la vida en el último año; es destacable que el aire del disco se siente esperanzador, la realización misma lo es.

-Me gustó la pandemia, suspender una gira comprometida, aislarme de todo contacto. Una experiencia cercana a una libertad desconocida. Todo el año anterior escribí versos a diario, a veces durante varias horas, acompañado por el mate y la chala. Luego me interné en mi base sonora generando disparates musicales durante cien días. El mundo, y sus gentes sufren otros dramas además de la gripe pero soportamos insolentes inquisiciones disparatadas que nos desalientan y nos sublevan. La música es más consistente que la esperanza, espero que este disco sea un rayo esperanzador.

-¿En algún momento se les podrá ver cantando juntos?

-Espero que sí, claro. Este año no parece el más indicado para convocar quince cantantes de distintos países en un mismo teatro pero espero, y confío, en cantar de nuevo con estos artistas o con alguno de ellos o ellas.

-¿Por qué elegiste a dos mexicanas y cómo fue que consideraste incluir voces femeninas en el disco?

-Eso no tiene nada de peculiar ni particular. Todos escuchamos a Mercedes Sosa, Remedios Amaya, Chavela Vargas y Billie Holliday. Para estas colaboraciones ya teníamos los instrumentos grabados y no pudimos acomodarnos al tono de cada cantante. Al ser un cantante de género masculino los caballeros encontraron los acordes más familiares. Con Lila ya grabamos en anteriores ocasiones, me honra, lo mismo con Julieta y Mon. Intentamos con más cantantes damas que no estaban disponibles o no pudieron cantar, para la próxima.

-¿Cuál es el origen de Estadio Azteca, es verdad que es una metáfora de las drogas?

-Estadio Azteca no parece una metáfora con sustancias, el autor de esta letra es mi amigo Marcelo Scornik y no le pedí explicaciones de momento, no creo que sea un coqueteo con sustancias de ningún tipo, supongo que maneja otro tipo de conceptos, tampoco completamente definidos. Es heroica y masculina. Trasciende los tóxicos y tiene más claves y códigos impresos en los versos. Eso tienen las canciones, escapan del razonamiento vulgar, incluso al deseo de los propios cantores. A las canciones hay que esperarlas y nos están esperando.

-¿Por qué hay un par de canciones de Los Rodríguez y no alguna de Los Abuelos de la Nada?

-En Los Abuelos de la Nada (yo) era un escudero de Miguel Abuelo. Miguel y Gustavo (Bazterrica) escribían muy bien, mi función era tocar los teclados. Luego aporté con un par de canciones. Estaba muy verde como autor. Con Los Rodríguez escribimos nuestro propio repertorio apoyados en los ensayos y la sustancia grupal.

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-¿Por qué llegaste a llamarte a ti mismo Salmón?

-Tampoco me llamo Salmón a mí mismo. El Salmón como metáfora de ir siempre a la contra, eso me parece bien. En privado me llaman El Comandante o El Gaucho. El Salmón como título para un disco es gracioso y valiente, me ha quedado como apodo sub acuático.

-¿Cuál es tu bandera, en verdad sólo crees en tu propia dirección y cuál es esa?

-La dirección contraria, las banderas de las patrias de América Latina y España.

-¿Qué te sugiere la frase Dios los cría?

-Ellos se juntan.

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