Morelia, Michoacán (OEM - Infomex).- De niña, Rosa Amelia González López Lira se la pasó muchos días observando a través de su ventana el cometa Ikeya-Seki, para ella era un astro fascinante, tanto como el primer capítulo de los libros de texto de geografía en la primaria que hablaban del sistema solar. La actual doctora en Astrofísica logró cumplir su sueño, sin embargo, fue afortunada ya que la ciencia en la actualidad sigue siendo una actividad relegada para el género femenino.
Datos del Instituto de Ciencia Tecnología e Innovación en Michoacán indican que actualmente hay 953 investigadores en la entidad. El 32.4% son mujeres (309); en 2021 hubo un registro de 302.
La científica nació en Ciudad de México, estudió la licenciatura en Física en la Universidad Autónoma Metropolitana, luego una maestría y un doctorado en la universidad de Berkeley y dos post doctorados en el Instituto de Telescopio Espacial en Baltimore, Estados Unidos y otro en el Observatorio de Ginebra.
Desde el 2000 y hasta la fecha forma parte del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) de la ENES UNAM Campus Morelia, donde trabajan 27 investigadores de tiempo completo, de los cuales solo el 26 por ciento son mujeres, es decir, siete. De acuerdo a este departamento, la fracción de mujeres investigadoras de tiempo completo no ha cambiado por lo menos en los últimos cinco años.
La astrofísica especialista en extragaláctica observacional percibe que desde los años ochentas o noventas, el número de mujeres que ocupan cargos o se desarrollan en el área de la ciencia no han cambiado mucho, pero no solo en México sino en otras partes del mundo. Por ejemplo, cuando cursaba la licenciatura solo se veía en las aulas a una mujer por cada seis o siete hombres.
"Cuando fui a Berkeley era igual, en los post doctorados en Suiza no había mujeres, es un hecho muy interesante porque hay más mujeres astrónomas de manera sorprendente en el Sur de Europa como Italia, Francia o España donde una se imagina que las sociedades son más tradicionales o machines; estos países tienen más mujeres astrónomas que Alemania o Inglaterra”.
Desde años atrás, los factores que limitan a las mujeres para estudiar carreras afines a esta área y por ende el número siga siendo bajo son la falta de universidades en los lugares de origen de las estudiantes, el temor de los padres porque sus hijas dejen el hogar y se muden a otros lados y la incertidumbre sobre cuáles serán las oportunidades laborales cuando terminen sus estudios.
Sin embargo, en el mundo laboral también existe un grande reto para las mujeres; Rosa Amelia González refirió que la maternidad o el matrimonio muchas veces trucan los proyectos o planes ya que son en ellas donde finalmente recae gran parte de la responsabilidad.
“En Italia y Francia hay montones de guarderías, todo el mundo trabaja, mientras que en Alemania y en Suiza no las hay o al menos hace 20 años era así (…) se piensa que las mujeres deben cuidar a los niños, cuando las mujeres no pueden dedicarse al 100 por ciento en sus campos de trabajo la productividad baja, la carga de nosotras es más grande y no termina de ser igualitario, son cosas muy reales”.
Dos factores más son la imposibilidad de que las parejas casadas puedan conseguir dos trabajos en el mismo lugar o las personas machistas que están al frente de Comités y que discriminan a las mujeres. Respecto a las mujeres al frente de instituciones o departamentos de ciencia, comentó que en la Unión Astronómica Internacional (IAU por sus siglas en inglés), donde están reunidos todos los astrónomos del globo, solo han tenido tres mujeres presidentas, entre ellas la mexicana Silvia Torres Castilleja. Actualmente, la IAU cuenta con 12 mil 500 miembros, de los cuales el 21 por ciento son mujeres, lo que equivale a 2 mil 625 en todo el planeta.
Además, la fracción entre los llamados miembros junior que tienen menos de 30 años, el 50% son mujeres, pero muchos de ellos no consiguen trabajos permanentes y abandonan el campo, mientras que entre los mayores de 50 años, solo el 20% corresponde al género femenino.
La niña que un día se planteó ser astrofísica y que actualmente se dedica a investigar sobre la dinámica, evolución y formación de las galaxias y los agujeros negros emitió un mensaje final: “He sido realmente afortunada, pero puedo decir que si les gusta lo persigan, no hay nada más triste que tener un trabajo que no nos guste”.
