Morelia, Mich (OEM-Infomex).- ¡Jo, jo, jo! El Santa Claus que se ubica en un centro comercial de las Américas no para de reír y saludar a cuanto niño se le atraviesa. Aunque su físico está lejos de ser el del personaje bonachón que todos los años nos proyecta la televisión y la publicidad, hace el esfuerzo para sustituir con actitud la masa muscular que le falta.
En ningún momento se sienta ni toma un descanso. Algunos adultos acercan a sus hijos para que tengan un saludo más directo o alguna fotografía. “¡Feliz Navidad amiguito y pórtate bien!”, aconseja a cada uno de los menores con los que habla.
Pero la imagen de Santa también atrae a los más adultos, quienes le dedican una sonrisa, un gesto a la distancia y hay quienes se olvidan que ya son mayores y se acercan a hablar con él o simplemente acuden a estrecharle la mano.
Aunque pudiera parecer que se trata de un trabajo sencillo, el actor y productor, Cuauhtémoc Gaona Sitt, explica que ser Santa Claus implica tener una preparación actoral previa y estricta para lograr una cercanía con el personaje.
Tras haber representado este papel por cinco años en un centro comercial de Morelia, relata al Sol de Morelia su experiencia, una en la que tuvo que volver a contactar con su niño interior para lograr transmitir ilusión a los niños que se encontraba a su paso.
“A través de una empresa que distribuía a todos los Santas de América Latina de dicha tienda comercial, se nos capacitó en torno a entender la historia de los personajes, pero también en el manejo de las circunstancias, pues no puedes comprometer a los papás con las peticiones que hacen los niños, pero tampoco negarlas”.
En su primera experiencia, admite que tenía la idea de que iba a ser un trabajo complicado, sobre todo porque el horario establecido era de 11:00 a 20:00 horas; sin embargo, comparte que el mismo cariño de los niños lo alimentaban de energía para soportar las jornadas laborales.
Para adentrarse en el proceso y tratar de entender mejor el papel, Cuauhtémoc Gaona hizo un trabajo de introspección, donde incluso se regaló un juguete para llegar a su niño interior. “Sé que suena loco, pero si no te reconcilias contigo, no vas a poder entender la ilusión de los chicos, es algo que tienes que proyectar porque ellos lo único que esperan de los adultos es honestidad”.
Dentro de las situaciones curiosas que le tocó vivir, se encuentra el vínculo que las señoras de mayor edad adquieren con Santa Claus, pues a decir del actor, él y sus colegas experimentaron la fijación atípica de ser seducidos por las mujeres.
Con el paso de los años, el actor fue añadiéndole características propias a su Santa Claus, esto al argumentar que siempre trató de darle un sentido más humano al personaje, que fuera juguetón y dejara de lado la pose imponente a la que estamos acostumbrados.
Como toda caracterización que se expone ante la gente en la calle o en un centro comercial, detalla que también tuvo que enfrentarse al bullyng, pero para esas situaciones, aclara, se sujetó a un entrenamiento para tener la capacidad de revertir cualquier burla, siempre a favor de Santa Claus.
“En alguna ocasión me sucedió que me contrataron por fuera del trabajo, pues unos padres querían que fuera a su casa y llegara a la puerta para que las cámaras de seguridad me captaran y el niño creyera que estaba por ingresar. Desgraciadamente no cobré antes y los papás me tuvieron esperando afuera por más de una hora y nunca salieron”.
El trabajo de Santa le representaba una ganancia de mil pesos por día, pero el precio a pagar era el cansancio. No obstante, Gaona Sitt expresa que la experiencia le ayudó para comenzar a realizar producciones independientes con temáticas a la navidad, mismas que se encuentra presentando en el municipio de Tlalpujahua.
Más allá de desarrollarse en un centro comercial, considera que es una labor artística callejera donde el talento no viene a menos, ya que en todo momento se está en contacto con la gente y a diferencia del teatro o el cine, no existen sesiones de descanso.
Para Cuauhtémoc Gaona, el trabajo del actor es interpretar la verdad del autor, lo que implica que los personajes no son mentira y en ese sentido, añade que el representar a Santa ha sido una de las mejores experiencias, pues asevera que son papeles necesarios a todas las edades, sobre todo cuando en estos tiempos se hace más difícil mantener la ilusión activa.
