Crecimiento de Morelia obliga al desplazamiento de las especies

La extensión de la mancha urbana obliga a las especies a desplazarse o adaptarse

Javier Guerrero / El Sol de Morelia

  · domingo 12 de mayo de 2024

Tlacuache herido / Foto: Adid Jiménez | El Sol de Morelia

Morelia, Michoacán.-La ciudad de Morelia se ha extendido de manera considerable en los últimos años por lo que, ante el aumento de la población, la mancha urbana se ha expandido hacia lo que antes eran áreas verdes; lugar donde habitan especies silvestres, desde plantas y animales.

Esto ha comenzado a presionar demasiado a estos animales, los cuales se ven en la necesidad de concentrarse en sitios urbanos donde conviven con las personas diariamente, indica el catedrático del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad, Juan Luis Peña Mondragón.

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De acuerdo al Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en 2020 en la capital michoacana había 849 mil 53 habitantes; mientras que en 2010 el número fue de 729 mil 279, por lo que en 10 años la población aumentó 119 mil 774.

El Instituto de Planeación Municipal de Morelia (IMPLAN), precisa que de 1980 a 2018, la mancha urbana incrementó 4.5 veces su tamaño. El INEGI (2010) reporta que las hectáreas dedicadas al sector agrícola eran del 30.46 por ciento y las áreas naturales representaban el 56.26; la zona urbana apenas era del 9.46.

Vista a un asentamiento en Morelia / Foto: Adid Jiménez | El Sol de Morelia

Desplazamiento forzado de las especies

Para el investigador esta convivencia (animal-humano) no es del todo adecuada para la preservación de la biodiversidad, pues la desinformación y la contaminación provocan que la fauna se desplace a otros espacios que sean más seguros, o bien, se adapten a vivir en los entornos urbanos dañinos.

El profesor resalta que son en los fraccionamientos ubicados en las periferias “los que tienen mucho mayor contacto con las especies”, algunas de ellas estigmatizadas como los murciélagos, lechuzas, tlacuaches y víboras, las cuales son violentadas por el desconocimiento que existe entre la gente.

Parte del problema es el desconocimiento porque las personas ven una víbora e inmediatamente creen que es venenosa, cuando puede ser un alicante que en realidad se está comiendo a las ratas. O las lechuzas que son consideradas brujas.

Juan Luis Peña Mondragón, investigador


Tortuga casquito de para rugosa con el caparazón roto / Foto: Adid Jiménez | El Sol de Morelia

Información proporcionada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) específica que, en cuanto a flora y fauna encontrada en el territorio moreliano, hay 96 especies de mamíferos, 62 de aves, 20 de reptiles y seis de anfibios; además de contar con cerca de diez tipos de vegetación.

Estas se concentran, principalmente, en el Río Grande y el Río Chiquito, considerados supercarreteras de la biodiversidad, los Filtros Viejos, el manantial de La Mintzita y los cerros del Quinceo y el Punhuato, sin embargo, la construcción de viviendas y vialidades pone en peligro su permanencia.

Este impacto ambiental es producto de obras como el Ramal de Camelinas que se encuentra cerca de los Filtros Viejos donde habitan especies como el águila, ajolote, búho, halcón, tlacuache y el zorro gris; lo que hizo que los ejemplares migraran o sus poblaciones no se mantuvieran estáticas.

Río en Morelia / Foto: Adid Jiménez | El Sol de Morelia

Adaptarse en espacios naturales contaminados

Ante mayor población, mayor será la contaminación en las ciudades, y en Morelia esto se ha presentado a través de afectaciones visuales, sonoras, de tierra y agua que modifican las conductas animales, explica Peña Mondragón.

Por esta necesidad de sobrevivir, las especies se han visto en la necesidad de adaptarse al entorno aún cuando las condiciones son insalubres, alterando sus comportamientos de alimentación, traslado y permanencia en los ecosistemas.

Si antes una lechuza comía ratones de campo, ahora come ratas de alcantarilla o palomas, cambiando su rutina alimentaria. Si antes los murciélagos salían a cierta hora, lo han cambiado porque hay luz todo el día.

Juan Luis Peña Mondragón, investigador

A este fenómeno de adaptación se le conoce como sinantropía que consiste en la capacidad de la flora y la fauna de habitar en ecosistemas donde la urbanización ya se encuentra presente, agrega Juan Luis Peña.

Otro de los factores son los incendios forestales que, aunque los de carácter natural son necesarios para la supervivencia de algunas especies y germinen raíces, cuando son provocados generan un impacto sumamente alto, detalla.

“Los incendios forestales afectan porque el bosque es la casa de la diversidad, viven ahí y cuando se incendia corren. Otros se queman porque no tienen la capacidad de moverse tan rápido”, añadiendo que el crecimiento urbano da pie a las llamas por la degradación de zonas verdes.

Culebra gris nariz de pala muerta / Foto: Adid Jiménez | El Sol de Morelia

Educar para preservar

Una manera de preservar las áreas naturales, la fauna y la flora es educar a las nuevas generaciones a través de la concientización sobre su importancia en el mundo para garantizar una sana relación en los ambientes, exhortó Peña Mondragón.

Asimismo, mitigar el impacto de la frontera rural que debe realizarse en conjunto con autoridades de los tres niveles de gobierno y la ciudadanía y ver “cuál es el ordenamiento ambiental de la ciudad, cómo está creciendo e identificar las zonas dedicadas a la conservación”.

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Además se tiene que empezar a medir los daños que deja la contaminación haciendo estudios de química ambiental. “Capturar a los animales, sacarles muestras de sangre y ver si tienen metales pesados o contaminantes que se están contrayendo por medio del agua”.

Finalmente, empezar a evaluar la manera en cómo se están adaptando a los diversos factores previamente mencionados y conocer qué cambios han tenido qué hacer en su biología y ecología con el fin de buscar soluciones.

Murciélago cola suelta / Foto: Adid Jiménez | El Sol de Morelia