Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Este 24 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Evolución, con el que se recuerdan dos hechos: el primero, es la publicación en 1859 de El origen de las especies por el científico y explorador inglés Charles Darwin.
El segundo es por el descubrimiento, en el año de 1974, del esqueleto de un homínido de la especie Australopithecus afarensis, Lucy, por el arqueólogo estadounidense Donald Johnson así como por los franceses Yves Coppens y Maurice Taieb.
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Ambos eventos, relacionados con el paso de la vida en la Tierra, resultan de importancia: uno porque marca el estudio de la evolución humana en el planeta y el otro porque planteó la idea de la evolución biológica –es decir, los cambios observados en apariencia, conducta y genes en las poblaciones–.
En el caso de Darwin, el aporte de su obra consiste en la aparición del concepto selección natural, que se entiende como el proceso mediante el que un ser vivo con mejor capacidad de adaptación a la naturaleza o mejores rasgos para su entorno sobrevive sin ninguna influencia externa.
Cabe mencionar que El Origen de las Especies fue un antes y un después en el desarrollo científico de la época, ya que el investigador presentó evidencias de su viaje realizado en la embarcación Beagle, durante la década de 1830, en el que observó cambios en los picos de los pinzones, pájaros que habitan en las Islas Galápagos, debido a factores como la alimentación y clima, por mencionar algunos.
Asimismo, hizo un comparativo con otras aves en otros puntos del mundo durante la travesía del barco y llegó a la conclusión de que había similitudes entre ellas. Después, con estudios en áreas como paleontología, anatomía comparada y embriología, determinó que los seres vivos varían a lo largo del tiempo.
Esta idea es diferente a las que se consideraban en periodos más antiguos, como el fijismo o teoría fijista que sostuvo el principio de que todas las especies permanecieron sin cambios o con cambios mínimos desde la creación.
También contrasta con la teoría del Transformismo, propuesta por Jean Baptiste Lamarck, que señala un cambio por cuestiones ambientales, como la extensión de un órgano o el desuso de otro, los cuales se pasan a generaciones futuras.
Sin embargo, Darwin especificó que las únicas características heredables a los descendientes son aquellas presentes en los genes, unidades que contienen la información necesaria para especificar los rasgos físicos y biológicos de los organismos.
