Morelia, Michoacán.- A veces nos encontramos muy concentrados en alguna tarea o alguna actividad, pero de pronto percibimos que algo en nuestro alrededor nos está viendo o se siente una energía extraña, y levantamos la mirada y es alguien clavando su mirada en nosotros. ¿Cómo sucede eso?

Si tienes esa sensación de que te observan, es posible que tu cerebro haya captado señales que se le escapan a tu campo de visión más directo.

Estas sensaciones tiene una explicación científica, y no tiene que ver con el sexto sentido, sino el efecto de la mirada en la nuca o escopaestesia, un término acuñado por el psicólogo Edward Titchener, quien escribió un artículo titulado “La sensación de ser mirado”, publicado en la revista Sciencie en 1898.

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Según el psicólogo Edward Titchener, la razón por el que surge esta sensación es que “todos estamos más o menos nerviosos sobre lo que acontece a nuestras espaldas”, por lo que fue el primero en señalar que no proviene de la observación misma ni de la telequinesis, sino de nuestra creencia.

Nuestro cuerpo detecta cosas mucho más allá de nuestra mirada consciente, y es por eso que se explica el por qué hay ciegos que aunque no puedan ver, su cerebro percibe información a través de los ojos.

De acuerdo a un estudio realizado en 2013, se descubrió que aunque el hombre invidente no tuviera consciencia de lo que tenía enfrente, la actividad de su amídgala que permite detectar y responder amenazas se intensificaba cuando mostraban imágenes con rostros que lo miraban fijamente.

El cerebro trabaja mucho más de lo que nos damos cuenta, así que si estás caminando y tiene esta extraña sensación de ser observado, es porque captas señales que se le escapan a tu campo de visión más directo.

La investigadora de Oxford Harriet Dempsey-Jones explica que no solo nuestro cerebro está especializado en llamar la atención y revelar dirección de las miradas, sino también de los ojos.

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Las miradas son poderosas, pero no a veces lo hacemos bien. según un estudio publicado en la revista Currient Biology, señala que cuando no estamos seguros de dónde surge la mirada de una persona, a veces asumimos erróneamente que somos el centro al que se dirigen todas las miradas.

Los seres humanos somos sensibles a las miradas, ya que puede ser una herramienta de supervivencia, sin embargo, ahora mirar fijamente tiene como significado desde una intención de acercarse y comunicarse con nosotros hasta una amenaza para nuestro propio bienestar.