Morelia, Michoacán.- Con el uso tan extendido de las redes sociales y la obsesión de compartir toda nuestra vida ha provocado que queramos vernos "mejor" para para cámara. En redes sociales, sobre todo en Instagram, surgió un nuevo estándar de belleza llamado Cara de Instagram, ¿en qué consiste y cómo esto afecta tu salud?
La Cara de Instagram, o Instagram face, es un término que acuñó la escritora Jia Tolentino en su texto La cara de la era de Instagram en el 2019. Ahí, la escritora señala que las mujeres, sobre todo las celebridades, tenían rostros muy parecidos y poco realistas.
"[La cara de Instagram] Es un rostro joven, por supuesto, con piel sin poros y pómulos altos y regordetes. Tiene ojos de gato y pestañas largas y caricaturescas; tiene una nariz pequeña y limpia y labios carnosos y exuberantes", describió Tolentino.
Este rostro lo que hace es tomar rasgos de diferentes culturas para crear la "cara perfecta". La piel es bronceada, ojos asiáticos, labios afroamericanos, nariz caucásica y mejillas del Medio Oriente.
Y aunque esto puede obtenerse mediante filtros o cuidados faciales, el médico estético británico Tijon Esho advirtió desde 2018 que cada vez más las y los jóvenes se sometían a cirugías estéticas para alcanzar este rostro y verse mejor en las selfies.
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Cifras de la Academia Estadounidense de Cirugía Facial, Plástica y Reconstructiva indican que el 55% de los cirujanos plásticos faciales registró un incremento de pacientes en 2017 que querían operarse para verse mejor en las fotos, en comparación con el 13% que había en el 2013. El mismo estudio agrega que el 56% de los cirujanos notó un aumento de los clientes de menos de 30 años.
El Centro Nacional para la Información Biotecnológica publicó un informe en 2019 en el que revela que para las consultas para cambios estéticos los pacientes usan imágenes alteradas por filtros de Snapchat e Instagram. Dichas aplicaciones permiten a los usuarios cambiar el tono de piel, suavizar líneas de expresión o eliminar arrugas, cambiar el tamaño de los ojos, labios y mejillas, etc.
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Psicólogos advierten que esta alteración de la realidad puede repercutir en nuestra percepción de nuestra imagen corporal, lo cual se conoce como trastorno dismórfico corporal (TDC). La Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA) y el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) clasificar el TDC dentro del espectro obsesivo-compulsivo.
Las personas que padecen TDC se preocupan por al menos un defecto leve o inexistente en su apariencia física. Esto puede generarles un estrés que les afecta su funcionamiento social, ocupacional y otros niveles. Asimismo, puede presentar comportamientos repetitivos y compulsivos debido a las preocupaciones que surgen de su apariencia.