Morelia, Mich (OEM-Infomex).- Solamente cuatro años fue lo que tuvo de vida el proyecto de Aguacateros de Michoacán, equipo que compitió en la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP) y que llegó a jugar una final que perdió ante Fuerza Regia. Tras su abrupta partida en mayo del 2020, sobrevive la nostalgia de los aficionados, las dudas del porqué se extinguió la franquicia y hasta señalamientos de posible corrupción.
De acuerdo con una investigación del portal de noticias Sin Embargo, la diputada y extitular de la Comisión Estatal de Cultura Física y Deporte (CECUFID), Edna Díaz Acevedo, recibió en 2018 recursos por un millón 50 mil 320 pesos a través de un cheque de caja que giró el equipo Aguacateros.
El Sol de Morelia intentó concretar una entrevista con la legisladora, pero al cierre de esta edición no se obtuvo una respuesta favorable, pero el que sí habló fue Gilberto Morelos Favela, quien en su momento formó parte del patronato que se conformó para administrar económicamente a la franquicia de baloncesto.
“Yo participé como empresario externo en el proyecto, iba a haber un patronato, pero al final no se formalizó, pero mi papel era apoyar el equipo sin estar de manera directa, estaban varios patrocinadores que respaldaban los traslados y hospedaje. Lo que sí te puedo decir es que había un proyecto muy ambicioso en temas sociales con las Academias, las cuales pretendían apoyar a los niños de distintos puntos de Michoacán”.
En su momento, el exgobernador del estado, Silvano Aureoles Conejo, comprometió un proyecto que incluía Fuerzas Básicas del equipo, academias encabezadas por el exbasquetbolista Horacio Llamas y hasta la posibilidad de construir una duela para que los Aguacateros disputaran sus partidos como local.
Sin embargo, para Gilberto Morelos el proyecto no terminó de aterrizar porque el deporte profesional es un negocio complicado, pero consideró que mientras estuvo el club en Michoacán se logró tener un escaparate para la ciudadanía, quienes pudieron disfrutar de la actividad recreativa como una alternativa más.
Por otra parte, el empresario hizo votos para que el baloncesto profesional pueda regresar a la entidad y que el Gobierno del Estado pueda intervenir para conseguirlo, puesto que argumentó que durante la estancia de Aguacateros siempre se compitió deportivamente en los primeros lugares.
A decir de un trabajador del club que estuvo de cerca en todo momento con el equipo y quien prefirió reservar su nombre, administrativamente Aguacateros de Michoacán nunca fue un negocio, por lo que se hizo difícil sostenerlo.
“Para los dueños del equipo no fue error no seguir con el proyecto porque simplemente no había un reembolso, pero hablando desde el otro lado de los aficionados, sí pesa porque generaban un impacto similar a lo que es el futbol en cuanto a nivel de espectáculo, además de que su popularidad iba en ascenso”.
Desde su perspectiva, faltó preparación para que el proyecto se consolidara, pues el caso de Aguacateros, dijo, deja en evidencia que en el estado faltan profesionales de gestión deportiva, “no se tienen esos perfiles que puedan sostener administrativamente, que sepan hacer negocio con el deporte y también no se desarrollaron esas áreas en las que se pudiera hacer autosustentable el equipo y que no dependieran de los ingresos del Gobierno del Estado”.
Aguacateros se volvió significativo
Jessica Nayely González Cruz y su familia no se perdían un solo partido en el auditorio de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). Su pasión por el equipo incluso los llevó a ser personas que se convirtieron cercanas a los jugadores y entrenador.
“El equipo fue atractivo por la calidad de sus jugadores, pero también porque a los morelianos se nos presentó un nuevo deporte de manera profesional, pues en la ciudad todo era acaparado por el futbol y el Monarcas en ese entonces. El acierto de los jugadores de Aguacateros es que eran muy agradables con la gente, te hacían sentir parte del equipo”.
Luego de que se diera a conocer la extinción de la franquicia, la aficionada consideró que se perdió la oportunidad de darle continuidad a un proyecto que se convirtió rápidamente en algo significativo dentro de la comunidad.
“Creo que fue un error haberlo dejado ir porque sus jugadores y todo lo que representaban iba más allá del resultado, pues generaron un acercamiento al deporte, una motivación hacia los niños y una serie de cuestiones sociales que giraban alrededor del equipo”.
Para Nayely González, la estancia de Aguacateros tambaleó a causa del mal que ha perseguido el deporte en Michoacán: la falta de apoyos. Y es que al compararlo con estructuras sólidas como las de Fuerza Regia, Soles de Mexicali y Capitanes de la Ciudad de México, las diferencias eran ampliamente notorias.
