Morelia, Michoacán.- Naborina Colín Benítez trasciende como ícono en la historia deportiva mexicana gracias a su devoción por el básquetbol que la catapultó a la cima durante los segundos juegos juveniles nacionales de 1952, en donde brilló como representante de la Universidad Michoacana, desempeñando un papel fundamental en el equipo de la preparatoria.
Fue designada como jugadora de segunda fuerza en febrero de 1954 por la Federación Mexicana de Básquetbol, subrayando su excepcional talento.
Es de mencionar que durante su etapa de preparatoria Naborina tejió una conexión especial con el basquetbol lo que la llevó a ser un referente en el equipo, esto bajo la dirección del profesor Enrique Errejon Ruiz.
También incursionó en el softball, en donde lideró como capitana el equipo de la escuela secundaria Nicolás Romero y aun cuenta con su guante, bat y pelota de la época. En los juegos nacionales de 1952 representó al Colegio San Nicolás, demostró su destreza como jugadora de segunda fuerza en Puebla.
Durante los juegos nacionales de 1952 se consolidó como una atleta polifacética al dar muestra de que el voleibol formaba parte integral de su trayectoria y formación.
Naborina Colín Benítez dedicó su vida a la formación de estudiantes de nivel preparatorio y secundaria, además tuvo una activa participación en la política estatal.
Durante su destacada carrera acuñó el lema de "Cualquiera que sea nuestro trabajo, nos debemos esforzar en hacerlo bien para que sea el mejor", como un reflejo de su implacable búsqueda hacia la excelencia en el deporte.
El trofeo obtenido en los segundos juegos juveniles nacionales de junio de 1952 es una muestra del legado de Colín Benítez, que ha dejado una huella indeleble en el ámbito educativo.