Morelia, Mich (OEM-Infomex).- En medio de la tormenta que se avecina, Mario Díaz termina un entrenamiento más con los jóvenes que dirige del Atlético Valladolid, equipo que pertenece a la Tercera División Profesional (TDP). El “Capi”, como se le conoce desde que portó la camiseta número 10 con los Canarios en los 80s, conversa con el Sol de Morelia sobre sus 44 años que lleva inmerso en el futbol profesional.
Al hacer un balance de lo que ha sido su carrera, tanto en la parte de futbolista como en la de formador de talentos, el que fuera capitán del Atlético Morelia expresa que le ha tocado pasar por situaciones satisfactorias, pero también momentos de tristeza.
“Ha habido cosas positivas, alegrías, llantos y de todo un poco. El futbol me ha dado lo mucho o poco que tengo y creo que de alguna manera yo también he sabido corresponder. Después de haber sido futbolista, yo creo que mi perfil se encaminó a la formación porque los tiempos no se me dieron para poder entrenar a un equipo de primera división y ya tengo más tiempo de director técnico que de lo que fui de jugador”.
Cuando Mario Díaz comandaba el mediocampo de los Canarios, los tiempos eran muy distintos. No existían celulares, redes sociales ni ningún distractor tecnológico para los futbolistas. En la actualidad, el veterano de este deporte reconoce que estos factores llegan a influir en la formación de las nuevas generaciones.
“La percepción de ellos y la de uno también va cambiando. Hay que meternos y entender su forma de vida, porque ahora son más indisciplinados en cierta forma, pues las redes sociales sí han llegado a cambiar la inercia de los equipos y más en las categorías juveniles como son la Tercera División”.
En este sentido, reconoce que parte de su labor también está el combatir contra los hábitos que tienen los jugadores, pues en muchas ocasiones, comparte que tiene que llamarles la atención por el excesivo uso del celular en concentraciones, charlas técnicas y hasta en el medio tiempo de un partido.
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Sin embargo, también se dijo alguien comprensible con los jugadores, pues asevera que nunca se le olvida que él fue uno más en su tiempo. Mario Díaz no pretende engañar y admite que pelear por el campeonato y ascenso la próxima temporada es algo complicado porque justamente están en un proceso de formación, pero afirma que están haciendo algo mejor: crear buenos seres humanos.
“Queremos que estos jóvenes valoren esta etapa en la que están, prepararlos para este mundo que vivimos porque es muy complicado, entonces tratamos de orientarlos y que tengan sus objetivos, pero eso se logrará con paciencia y trabajo”.
Recientemente en redes sociales se lanzó una encuesta para conocer la opinión de los aficionados sobre cuál ha sido el mejor 10 que ha tenido en la historia el Morelia y aunque el nombre de Mario Díaz figuró en reiteradas ocasiones en la encuesta, éste señala que dentro de su formación se encuentra la humildad y por ello no puede autoelogiarse de esa manera.
“Me halaga que la gente me diga eso, que me considere uno de los mejores, pero yo creo que hay otros muy buenos como es el caso de Juan Carlos Vera, Jorge Almirón pese a que jugaba un poco más retrasado, el Pastor Lozano y otros jugadores importantes”.
No obstante, como ícono de los Canarios, el exfutbolista habla sobre la actualidad del Atlético Morelia y subraya que para él la gente y la ciudad siguen siendo de primera división, pero también enfatiza que el proyecto actual no cuenta con las bases ni los fundamentos para estar en el máximo circuito.
“Es mucho gasto, mucha inversión y una serie de cosas que se necesitan. En la parte de la identidad y esencia, creo que en nada se parece a lo que yo viví, pues actualmente los jugadores se quedan en la institución a lo mucho un año y no se da una pertenencia que permita encariñarse con el equipo”.
Pero más allá del proyecto local, Mario Díaz admite que el panorama del futbol nacional es lo que realmente lo decepciona, ya que indica que la desaparición del ascenso y descenso es un reflejo de los intereses creados que se imponen a lo futbolístico, que a final de cuentas, añade, debería ser lo más importante.