Marco Antonio Arroyo Pérez, padre y entrenador

El profesor junto con su esposa María Guadalupe Aguilar Sánchez, son un gran equipo en la estructura familiar y deportiva de su único hijo

Rosa Velázquez | El Sol de Morelia

  · domingo 20 de junio de 2021

Foto: Carmen Hernández | El Sol de Morelia

Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex).- Marco Antonio Arroyo Pérez, padre y entrenador del taekwondoín Marco Horacio Arroyo Aguilar, habla sobre los dos papeles importantes que ha desempeñado desde hace 20 años, dentro y fuera del tatami.

El profesor de formas comparte al Sol de Morelia que, junto con su esposa María Guadalupe Aguilar Sánchez, son un gran equipo en la estructura familiar y deportiva de su único hijo, el cual se ha colgado medallas estatales, nacionales e internacionales como formista.

Aunque Arroyo Pérez inició desde 1990 como instructor en esta disciplina, la verdadera vocación comenzó cuando Horacio se incorporó a la práctica del taekwondo en la modalidad de combate, a los 4 años de edad.

Foto: Carmen Hernández | El Sol de Morelia

¿Cómo ha sido combinar el deporte y la paternidad?

"Para mí ha sido parte de la cuestión familiar, es algo que, como en otras situaciones, comparten padre e hijo y creo que en esta, combinar el deporte y la paternidad, ha sido esencial para esa relación".

¿Qué se es primero, padre o entrenador?

"Indudablemente ser padre es lo primero, creo que es el sentimiento más primitivo, que ser entrenador. Entrenador, creo que surge después".

¿Se puede separar el ser padre del papel de entrenador?

"Creo que es imposible separar la parte de ser padre con la parte de ser entrenador. Cuando uno opta por esa situación, pues no se puede separar, porque incluso con las chicas o los chicos que uno prepara, que no son parte del lazo familiar, se crea cierta situación. Vamos, cierta relación parecida al parentesco de ser padre".

¿Ha afectado su relación con Horacio, al ser su padre y entrenador?

"Claro que sí ha afectado la relación, pero en el sentido positivo. Ha servido para tener una relación más estrecha y claro que sí. Sí, de que afecta, afecta, pero en este caso el modo de afectación es sumamente positivo", comparte el instructor Arroyo, quien lleva 16 años combinando su carrera con su hijo; son los mismos de trayectoria de Marco Horacio, ahora con 20 de vida.

¿Qué enseñanza le ha dejado ser padre y entrenador?

"Esa sí no podría definirla, porque sigo aprendiendo; me han seguido enseñando, todos y cada uno de los chicos con los que he entrenado. Siempre me han dejado una enseñanza, muy particular cada uno".

¿Desde hace cuánto tiempo se dedica a la enseñanza de formas?

"Las formas son la parte primordial del taekwondo, entonces, pues las enseña uno desde que se dedica uno a ser profesor. Lo primero que enseñas es una forma, los primeros pasos para después amalgamarlos en la forma. Entonces, esta es la parte primordial y básica del taekwondo; se enseña la forma desde el primer momento en que está uno dando clase. Ya directamente como para forma de competencia, dese el 2011, aproximadamente".

¿Cuál es su mayor orgullo como entrenador y padre?

"El mayor orgullo es que el niño o la niña se sienta pleno, se sientan orgullosos, orgullosas de lo que pueden hacer, de lo que pueden lograr. Independientemente de la altura de sus logros, el conquistar, tal vez para muchas personas, el levantar la pierna a determinada altura; no represente mucho, porque conocen a personas que levantan mucho más, pero para alguien, tal vez limitado de alguna situación, con no muchas características o aptitudes para el deporte; el lograr determinadas cosas, pues para ellos y para uno también, son muy importantes. El lograr cosas, conquistando al día, día, pequeñas metas; es lo que nos hace sentir orgullosos de lo que podemos lograr y pues creo que esa es la idea, de que las niñas y los niños tenga esa situación, pequeños logros del día a día".

¿Qué mensaje darle a los jóvenes que buscan destacar en algún deporte?

"Que sueñen, pero también que trabajen lo que sueñan. Que inviertan en lo que sueñan, que trabajen sus sueños; creo que la única forma de lograrlo, no nada más se debe de quedar en el sueño, se debe de trabajar para aquello que se ha soñado".

Es importante señalar que la familia Arroyo se ha dedicado a la enseñanza de este arte marcial, enfocándose mayormente en el desarrollo de Marco Horacio, juvenil que en el 2019 obtuvo la primera medalla para México en los Juegos Panamericanos Lima 2019, al quedar en tercer lugar. También se llevó bronce en Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en Barranquilla, Colombia; plata en el Grand Prix de Roma, un par de preseas doradas en el Open de Austria, oro y plata en el Panamericano de la especialidad y bronce en pareja freestyle en el Mundial de China Taipéi.


Antes de llegar a la selección nacional, se adjudicó dos medallas en su primera Olimpiada durante el 2017 y en la del 2018 tres: oro, plata y bronce. Sin embargo, este vez no podrá participar en los Juegos Nacionales Conade 2021, por la serie de cambios realizados a la competencia en cuestión de categorías. Situación que se lamentan los representantes de Michoacán, ya que es una de las figuras en su área y pronosticaban medalla.

Mas, es la oportunidad de su padre, pues tiene a su cargo a la selección de poomsae; está preparando a 7 purépechas que darán la cara por el estado en dos filtros virtuales, con el objetivo de avanzar a la justa presencial, misma que se contempla para el próximo mes de julio en Monterrey, Nuevo León.

En esta fase de entrenador estatal, el ingeniero civil también comparte la enseñanza con su hijo; Horacio en ocasiones le ayuda a dirigir a los más pequeños, con la intención de transmitir lo vivido en sus presentaciones internacionales y como ex seleccionado michoacano.

Por ahora, padre e hijo, también se dedican a retomar el ritmo, ya que Marco Jr. quiere ser digno portador de los colores mexicanos en más eventos internacionales, por lo que agradece el respaldo de su progenitor como instructor; junto con su madre, lo hacen ver sus errores y lo guían en este deporte, “donde la competencia es contra uno mismo”, aseguran. Asimismo, el trabajar unidos, enfocados en recuperar el nivel y mantener su lugar en la Selección Mexicana de Taekwondo, los une más como familia y deportistas.