Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- A Johana Paola Nares Naranjo le costó dos años de arduos entrenamientos poder ganarse un lugar en un equipo profesional de la Liga Mx Femenil. Cuando el entonces entrenador, Filadelfo Rangel, decidió ficharla con Monarcas Morelia en el 2019, la michoacana se imaginó haciendo su debut en alguno de los estadios del futbol mexicano.
Pero el tiempo no le alcanzaría, en menos de un año sus ilusiones se vieron desvanecidas cuando una mañana cualquiera le avisaron que el equipo no iba más, que con la mudanza de la franquicia, también se escapaba cualquier posibilidad de mantener al plantel femenil.
Johana comenzó a jugar futbol a los 14 años, cuando fue invitada a jugar a un equipo y participar en un torneo nacional que se disputó en la ciudad de Querétaro. Ahí se dio cuenta que ese deporte tenía algo que le hacía apasionarse y con el pasar de los juegos, consiguió llegar a una visoría con la Selección Mexicana en el Centro de Alto Rendimiento (CAR).
“Tomé la decisión de prepararme más para subir a primera división y fue cuando en 2019 logré quedarme en las visorías que hizo Monarcas; pero nunca alcancé a debutar, entonces sí tengo esa espinita de querer regresar”.
A sus 20 años reconoce que el golpe fue demoledor, la llenó de impotencia y desesperanza, pues argumenta que trabajó duro para lograr estar en un equipo profesional y ahora sabe que es volver a empezar desde cero, mezclarlo con su carrera universitaria y esperar la oportunidad.
“Sentí que se me iba el futbol para mí, pero no dejo de prepararme y entrenar (…) la Liga Mx Femenil cada vez sube más de nivel, pero en el tema salarial todavía falta, pues había futbolistas en Monarcas por ejemplo que ni siquiera se les pagaba”.
Ojalá se abra una puerta con el Atlético
María Guadalupe Ruiz Mendoza estuvo tres años jugando para las Canarias y no miente. Relata que la experiencia fue de lo mejor, que la diferencia de lo amateur a lo profesional es muy notoria: los entrenamientos, uniformes, viajes, concentraciones y el nivel futbolístico.
A casi un año de que la franquicia de Monarcas haya mutado en Mazatlán, la jugadora de 24 años admite que extraña todo eso, pero como sigue soñando en regresar al ámbito profesional, comparte que no deja de asistir al gimnasio y jugar cuanto torneo amateur y “cascaritas” se pueda.
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“Yo empecé a jugar a los 7 años en la primaria, luego en la secundaria estuve en un equipo y después di el salto a representar a Michoacán en una Olimpiada Nacional; después vinieron las visorías para Monarcas y me encontré con más de 600 chavas, la verdad llegué a dudar que fuera a ser elegida”.
Lejos de tristezas, Guadalupe Ruiz considera que es mejor fijarse como meta, a corto o mediano plazo, encontrar algún club en la primera división; pero también guarda la esperanza de que el nuevo Atlético Morelia mire hacia el futbol femenil y no deje morir a las Canarias, “y no sólo por mí, sino por todas las niñas que vienen atrás en busca de una oportunidad, de ese momento”.