Morelia, Mich (OEM-Infomex).- Juan Belman Ortiz no solamente habita en la tenencia Morelos, sino que además le ha sabido sacar provecho a su entorno natural para entrenar y mejorar en lo que es una de sus grandes pasiones: las carreras atléticas de montaña.
El michoacano de 30 años recientemente logró su calificación al Campeonato Mundial de Trail y Carrera de Montaña que se disputará en Austria, por lo que ahora su mente está enfocada en los 80 kilómetros que encarará en los Alpes en el mes de junio.
Antes de iniciar con su entrenamiento, conversa con el Sol de Morelia sobre la manera en que ha sabido combinar el correr con su profesión que ejerce como maestro de Educación Física en el nivel Primaria.
“Cuando entro a estudiar a la Normal de Educación Física en el 2011, se hizo una carrera de aniversario, yo me inscribí y resultó que quedé en segundo lugar. Posteriormente el maestro Ricardo Arias me invitó a entrenar primero en pista, pero luego el salto a la montaña se dio de manera extraña porque me invitaron a correr a una competencia en Japón que al final era un Ultra Maratón de Trail, algo que yo no sabía”.
Luego de haber quedado satisfecho con la experiencia, Juan Belman comenzó a entrenar en las montañas y fue cuando se percató que en su natal tenencia Morelos podría fortalecer sus músculos, la resistencia y tomarse más en serio la modalidad de montaña.
En este sentido, no duda en calificarse como un “bendecido”, puesto que tiene acceso a puntos como La Campiña y cerros en los que a diario sube y baja corriendo, “entonces se puede decir que este entorno natural se ha convertido en mi patio trasero de juegos porque también tengo esta parte de la Mintzita que, al ser una superficie de mucha tierra, pues me ayuda”.
Sobre lo que será el Campeonato Mundial en Austria, el atleta refiere que en altitud no será tan complejo el reto porque el punto más alto de la montaña no supera los dos mil 500 metros, pero en contraparte, señala que tiene la particularidad de tener desniveles bastante pronunciados.
Puntualiza que por una parte está el objetivo de hacer un buen papel en la parte individual, pero también sumar en lo que corresponde a los puntos por equipo y en este caso, indica que la selección mexicana está conformada por seis atletas, entre los que se incluyen dos corredores rarámuris.
En lo que respecta a lo mental, expone que es normal enfrentarse a diferentes emociones a lo largo del trayecto, pues al tener la competencia una duración de más de ocho horas, por momentos se puede sentir con un espíritu inquebrantable y otras veces experimentar fragilidad.
“Hay que trabajar con la mente, yo lo que hago es imaginar una historia en la montaña y tratar de involucrarme, saber que todo es parte del juego mental donde también forman una parte importante los paisajes que vas recorriendo”.
Una de las cosas que más le agradan a Juan Belman al correr por las montañas, abunda, es la introspección que se logra, ya que relata que gran parte de la competencia se va en soledad y eso es un aval para desenvolver situaciones emocionales que está viviendo cada corredor.
“También está el aspecto de volver a ser niño en los cerros, puesto que el competir en estas condiciones te permite explorar y descubrir caminos”, subraya el corredor que también ya tuvo experiencia en Corea del Sur.
Además de lo motivante que le resulta el poder representar a México, reconoce que también es significativo llevar en sus hombros al pueblo de la tenencia Morelos, pues es consciente de que su labor en el deporte está siendo valorada por toda la comunidad.
“La gente me hace saber que se sienten orgullosos de que yo ande destacando en las carreras, es muy bonito salir de la casa para ir a entrenar, pasar por la plaza principal y que la gente te muestre su afecto, ya que es algo que me da un mayor impulso”.
Desde las montañas en las que ha corrido, Juan Belman considera que está aportando lo suyo para dar una alegría a la tenencia, o por lo menos, para contrarrestar la imagen negativa que se le ha generado a la localidad por situaciones de violencia en inseguridad que en algunos momentos se han suscitado en el lugar. “Es una manera de decirles a todos que en realidad somos gente bonita”, concluye.