Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Graciela Vélez Valdez nació para jugar tenis. En una casa donde todo el tiempo estuvo rodeada de raquetas y pelotas, a los ocho años ya sabía lo que era estar en una cancha. Y a partir de ahí, todo sucedió muy rápido: a los catorce ya se formaba con entrenadores checoslovacos y era seleccionada nacional, jugaba la Copa Federación y a los dieciséis su regalo de cumpleaños fue haberse ganado el derecho para jugar en Wimbledon, el Roland Garros y el US Open. Chela, como se le conoce, no era una adolescente común.
Luego vino la medalla de oro en los Centroamericanos Juveniles de Cuba en 1995, la plata en los Centroamericanos de Venezuela 1998, estar como número uno en el ranking nacional, setenta en el juvenil mundial y 320 a nivel mundial en el ámbito profesional.
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Fueron doce años como jugadora y después una carrera de entrenadora que se mantiene hasta el día de hoy. Siempre intensa, viviendo a la misma velocidad que viaja una pelota cuando pasa por encima de la red.
Se encuentra sentada en una de las canchas en las que imparte clases todos los días desde hace once años. Mientras sus muchachos practican una y otra vez los lanzamientos, a ella le toma un lapso aproximado de seis minutos presentarse ante la cámara. Con gesticulaciones naturales y un lenguaje fluido, hace una síntesis de su trayectoria, habla de cómo en su familia siempre se jugó al tenis, de la facilidad que tuvo para la raqueta y la pelota y de sus primeros entrenamientos en el Centro Deportivo Ejército de la Revolución (Cder).
Cuando Chela no está jugando, viendo y pensando en tenis, también le gusta practicar el senderismo, padel y yoga. Fuera del deporte, dedica los tiempos libres para viajar, andar de pueblo en pueblo y todo lo que implique una aventura. Se dice adepta a la meditación y a la filosofía budista, gustos que, dice, le han ayudado a bajar un poco los decibeles que la pasión por el tenis le ha generado.
Sin embargo, la adrenalina con la que aprendió a vivir cuando recorría el mundo lejos de su familia, es algo que se impregnó en su piel y que le dieron el reconocimiento de poseer una etiqueta que hasta el momento ninguna jugadora le ha podido quitar: ser la mejor tenista que ha dado el estado de Michoacán.
Con 45 años y mirando su vida a distancia, reconoce que nunca se había cuestionado la velocidad en que le sucedieron las cosas, pero también aclara que por algún motivo siempre tuvo claro el camino, como cuando en aquella entrevista que le hicieron de niña afirmó que su sueño era alcanzar Wimbledon, aunque no entendiera muy bien de qué se trataba.
Acerca de Graciela Vélez:
- Cuando no está jugando, viendo y pensando en tenis, también le gusta practicar el senderismo, padel y yoga
- Opina que esta disciplina termina forjando al ser humano
“Luego a los dieciséis estaba tan clavada en el tenis que no había ni tiempo para pensar en el tema de la adolescencia, ya que todo transcurría entre los entrenamientos y el ganar. Nunca me ponía a pensar en el proceso normal de ser alguien de mi edad, aunque sí resentía el extrañar a mi familia, pasar los cumpleaños y navidades fuera de casa”.
Lo mejor que el tenis le dio a Chela es el carácter. Como una manera de comprobar sus palabras, comparte que cuando asistió a los Juegos Centroamericanos de 1998 su hermano tenía apenas unos meses de haber fallecido. Psicológicamente no se encontraba bien y emocionalmente llevaba la herida abierta, pero pese a ello, decidió competir. Esa ocasión fue de las pocas en las que sus papás pudieron acompañarla y tras ganar la medalla de oro y escuchar el himno nacional, no duda en señalar que es el partido más especial que tuvo durante su carrera.
“En este deporte el apoyo de los padres es fundamental, pero el niño también debe traer esa parte competitiva porque no es fácil, pues además de que te enfrentas a lesiones, también lo haces a los momentos de soledad, ya que aquí no hay amigos, existen compañeros de circuito, pero no amistades. No puedes demostrar emociones y debilidad porque te van a acabar”.
Suena duro y frío, pero es una convencida de que el tenis termina forjando al ser humano. Ya sea como jugadora o entrenadora, asegura que este deporte le ha ayudado a seleccionar mejor sus amistades, a generar una puntualidad que le hizo obtener empleos; pero sobre todo, resalta un aspecto que enarbola como bandera de vida: la ética.
Sobre este deporte:
- El tenis se puede jugar en superficies de cancha dura, pasto y arcilla.
- Los torneos más importantes de este deporte son el Grand Slam: Australia Open, Roland Garró, Wimbledon y US Open.
- El precio de una raqueta ronda desde los 700 pesos para un nivel de iniciación y los 5 mil pesos en el ámbito profesional.
- Actualmente, Julia García es la única jugadora michoacana que está cerca de incursionar en el tenis profesional.
