Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).– Un acercamiento a la vida y obra del pintor uruapense Manuel Pérez Coronado, trata de subsanar el olvido y la escasa bibliografía que sobre este artista michoacano existe a 91 años de su nacimiento.
En entrevista para El Sol de Morelia, Arturo Ávila, cronista e investigador afincado en la perla del Cupatitzio, señaló que parte del desconocimiento de la obra de "Mapeco" se debe a su posición periférica dentro del arte michoacano, al no haber producido obra monumental –como sí lo hizo Alfredo Zalce–, y a que su trabajo no se encuentra en museos e instituciones públicas, sino está disperso en colecciones privadas.
"No hay la posibilidad, para muchas personas, de tener contacto con su obra sobretodo tomando en cuenta que la gran mayoría del trabajo que realizó fue obra de caballete, obras más pequeñas", dijo sin dejar de mencionar el mural del Parque Nacional de Uruapan –dijo– "que pronto se estropea por la técnica usada y nunca quiso retocar o restaurar".
A inicios de semana, el investigador presentó su libro "Manuel Pérez Coronado. Trazos de una biografía", volumen que le llevó varios años de trabajo y pudo ser publicado –dijo– "gracias a la iniciativa privada de Uruapan".
Además de ser un material profuso en imágenes e historias que recogió de viva voz entre muchas personas allegadas a Mapeco, Arturo Ávila señaló que buscó subsanar cierto olvido en torno a la figura del alumno de Alfredo Zalce quien "hizo una aportación significativa a la plástica que no llegó a consolidarse por su muerte prematura, a los 41 años”.
"Tomando en cuenta la dimensión de Manuel, existen pocos libros y al menos dos de ellos son hechos por su familia: uno por el doctor Arturo –hermano de Manuel– y otro por Maya –su hija–, eso hace que las luces se fijen en cierta dirección e iluminen ciertas facetas de la vida del personaje y que otras queden a oscuras", señaló el investigador luego de explicar que su trabajo echó mano de periódicos de la época y testimonios orales como fuentes para reconstruir parte del relato biográfico de Mapeco.
“Revisé los periódicos de aquella época en Uruapan y me dediqué entrevistar a personas que habían conocido a Manuel, desde amigos de la secundaria –gente que actualmente tiene más de 90 años–, hasta personas que tuvieron trato con él a los veinte y treinta años”, comentó.
Odiado del gallo y aborrecido de las gallinas
Otro rasgo que Ávila destacó de Mapeco fue el haber sido un personaje que no encajaba en las altas esferas sociales ni en la militancia de izquierda, debido a su carácter e ideas, así como a forma de vida.
“Fue un hombre marginado por la gente adinerada, al verlo como un personaje con cierto tufo a comunista. También era mal visto por su estilo de vida, a eso agrégale que el mismo Manuel nunca manifestó algún interés por formar parte de esos sectores sociales con los que no comulgaba. De igual manera, fue cuestionado por gente de izquierda, ya que al tener muchos hijos, se prestaba a hacer retratos para gente rica y por ello era rechazado”, explicó.
Además de esa ambivalencia que le granjeó varias enemistades, el biógrafo señaló que el pintor uruapense fue seguidor de la Revolución cubana, cuando llegó a los 30 años de edad, última década de su vida en la que estuvo íntimamente ligado a movimientos sociales, junto a su colega y amigo Efraín Vargas.
“También se preocupó por cuestiones como la explotación, al abuso y la pobreza en la que vivían los indígenas y artesanos michoacanos… era un hombre que se indignaba ante los excesos del gobierno y, de alguna manera, participó en el movimiento de 1968”, señaló.