Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- En medio del ajetreo de autos, transeúntes y comercio de la Avenida Madero y las zonas aledañas a San Francisco, hay un lugar de ambiente sosegado a donde acuden los católicos para misa o consejo, es el Templo de la Cruz.
Entonces, las personas que hoy día profesan la fe católica continúan con una tradición de siglos, porque el templo surgió en los albores de la ciudad misma y, para conocer esa historia, acudimos al lugar a fin de indagar en ese pasado y plasmarlo aquí.
Como sucede en otros recintos religiosos, a un lado del templo están áreas para librería, oficina o confesionario, que es donde nos recibió el rector del templo, Miguel Contreras López. Él proporcionó la información alusiva a la historia del recinto, plasmada en un cuadernillo escrito por Luis Arturo García Dávalos.
En este, el autor refiere que en 1530 llegaron al territorio donde ahora está Morelia los franciscanos Fray Juan de San Miguel y Fray Antonio de Lisboa; ellos construyeron, en donde actualmente está el templo, una ermita de adobe y artesonado, una edificación similar "a las que se conservan en la zona purépecha", que tenía en su interior una imagen del Ecce Homo, "que en 1680 es trasladada al convento de San Francisco".
De acuerdo con el autor, cuando murió Vasco de Quiroga se trasladaron los poderes civiles y eclesiásticos a Morelia, llamada entonces Valladolid, en 1580, "pero es hasta cien años después cuando comienza el apogeo de construcciones eclesiásticas".
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García Dávalos señala que en 1675, los clérigos de la ciudad pidieron licencia para fundar en la Ermita una congregación dedicada a San Pedro y entonces "al año siguiente, bajo los auspicios del canónigo Alonso Pérez de Godoy, la ermita fue demolida. Se la transformó en iglesia de Santa Cruz y Ecce Homo".
De acuerdo con García Dávalos, "la capilla de la Santa Cruz y la Congregación de San Pedro prosperaron en pocos años. Sus Constituciones fueron aprobadas y confirmadas por el provisor de la sede vacante el 28 de septiembre de 1678". Pero su proceso de edificación requirió de más tiempo, una década de hecho, porque fue de 1680 a 1690 y fue realizado por encargo de un jerarca llamado Nicolás de la Serna.
Después de eso, el autor señala que en el siglo XVIII fue uno de los templos con mayor riqueza, dado que "en su interior tenía doce retablos de madera dorada, con numerosos lienzos. El templo de la Santa Cruz, primitiva sede de la Congregación de San Pedro, era ya ayuda de parroquia de la catedral. De hecho mientras se terminaba la cubierta de la nueva catedral (el de la Santa Cruz) funcionó como catedral provisional de los años 1700-1703".
García Dávalos señala en el texto que el edificio contiguo al templo fue mandado construir en el siglo XVIII por el obispo Juan José de Escalona y Calatayud para que fuera colegio de niñas. Pero cuando se terminó de construir la obra no fue de su agrado, y tomó la decisión de destinarla para casa de corrección donde se regeneraran las 'mujeres de la mala vida'.
En la planta alta había una puerta que comunicaba con el coro, a donde pasaban las mujeres a escuchar misa. Con el tiempo se convirtió en cárcel de mujeres, conocida con el nombre de Casa de Recogidas". Eso sí, el autor cita fuentes donde se afirma que había pocas reclusas.
Ahora bien, mientras duró el virreinato y hasta mediados del siglo XIX, el templo tuvo libre su atrio, porque la reja que se admira en la actualidad fue construida en 1854. Según García Dávalos, este elemento fue colocado "con lo que sobró de la reja del atrio de la catedral". La de ambos templos costó 42 mil pesos de esa época.
No sólo esto, porque entre 1895 y 1900 fue remodelado el Templo de la Santa Cruz por el arquitecto Claudio Molina.
"En esta época se destruyen los retablos barrocos y se suplen por los neoclásicos actuales de cantera". García Dávalos agrega que en 1929 "se retira el piso original de madera por otro de mosaico", mientras que en 1964, por iniciativa del padre Manuel Méndez y con la dirección del arquitecto Manuel González Galván, se le hace una fachada con estilo neoclásico.
"En 1968 se limpia la piedra de los interiores y se separa el altar mayor, quedando desde entonces como está hoy".
Y es de esta manera en que surgió y fue modificado el Templo de la Cruz, uno de los más antiguos de la ciudad y en los que también se puede ver una amplia asistencia de creyentes católicos.