Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Como parte del programa Juntos por la Paz, de Cultura Comunitaria, el proyecto escénico Teatro Play Back Munay Biulú ofrece una pequeña gira itinerante en varias plazas públicas de Morelia.
Pero no se trata de funciones convencionales donde ya todo está escrito y ensayado, sino de una combinación de técnicas como la improvisación (o simplemente llamada impro) y el playback, donde los actores en escena dan vida a historias ofrecidas por el mismo público, con lo que adquiere un toque de interacción y mucha creatividad.
La primera fecha decembrina ha tenido lugar en la Plaza de la Paz, espacio público de reciente creación que cada vez recibe más eventos en una zona etiquetada como “roja” por ser punto de encuentro para quienes desean contratar servicios sexuales.
Con cinco actores en escena y un músico que le pondrá armonía a la tarde, un conductor explica a los presentes la metodología del teatro play back, donde la interacción con la audiencia es el factor principal.
Para iniciar, se encienden unas veladoras que simbolizan una fogata en la que habrán de conocerse los miembros de la tribu, es decir, los espectadores que a medida que avanza la tarde, irán contando anécdotas, recuerdos, opiniones y perspectivas. Se elige a la palabra “Diciembre” como pretexto para ir armando el espectáculo, que arranca con el sonido de un acordeón y el significado de este mes para cada uno de los intérpretes.
A una de las actrices, Teresita Sánchez, diciembre le trae ansiedad, tensión por los protocolos de la cena navideña: “Quisiera que de noviembre pasáramos a enero”, sugiere. Tras cada expresión, los actores realizan movimientos, ruidos y gesticulaciones para reflejar lo previamente dicho y así envolver al público en ese ritual tan mágico que es el teatro.
La interacción comienza con las intervenciones del público. El primero en tomar la palabra es Paco, sentado en primera fila, quien afirma que para él diciembre representa el fin de algo, la terminación de ciclos; en esencia, la muerte. En respuesta, los actores comienzan con un rito a ritmo de una percusión que poco a poco los envuelve en una figuración que sugiere el último respiro, las patadas finales.
Hasta atrás está Ricardo, para quien el último mes del año resulta dulce. Y el dulce es llevado a escena con risas, con muestras de felicidad, de cierta glotonería. Es todavía el momento en que las actuaciones se limitan al movimiento sin voz, pero ni es necesaria porque basta con las expresiones faciales para comprender la intención en escena.
No todos son capaces de poner una sola palabra; María dice que el mencionado periodo es una mezcla de emociones, de nostalgia, de esperanza, de tristeza y de amor. En cada acto, los intérpretes utilizan telas multicolores que son el objeto visible llevado a terrenos de pura imaginación, como sucede cuando Bosco y Margarita, cada uno por su lado, hablan de que la familia y la comida son elementos infaltables en dichas reuniones para celebrar el año que ya casi se termina.
Verónica pone dos palabras: nostalgia y amor, que ahora trae no solo movimientos en escena, sino una improvisación de diálogos, llamados técnicamente pares, en los que una pareja no se pone de acuerdo en celebrar o fustigar la Navidad: “Es hermoso”, dirá él; “No me gusta”, replicará ella.
La función continúa basada en las expresiones de la audiencia. Mónica lleva la escena a un conjunto de soledad y convivencia, dos polos que siempre se acentúan en esa época del año. ¿Pero qué será lo peor de la Navidad? Sinaí, que está en medio de los lugares, de plano dice que es frustrante porque en su caso solo mira la televisión, como si se tratara de una noche cualquiera.
A medida que avanza la tarde las historias van cambiando. Alguien cuenta cómo en un diciembre varios primos permitieron que un pájaro escapara de una jaula, lo que le dio libertad, pero puso triste al abuelo. Cuando otro espectador cuenta una historia de amor que termina con un pronto adiós, vemos una rápida improvisación que resultará divertida y conmovedora.
Las diversas puestas en escena conectan, convencen y hacen reír a un público que descubre una nueva forma de ver teatro, una donde ellos dictan las historias, como la de otro espectador quien recuerda haber fumado mariguana en un momento muy tenso de su familia, lo que detona en una actuación tan divertida como ligera.
El grupo seguirá ofreciendo el espectáculo en la misma Plaza de la Paz y Plaza de la Soterraña, con funciones el día 8 a las 16:00 horas, el 11 a la 10:00 horas, y los días 14 y 15 del presente mes a las 16:00 horas, todas con acceso gratuito.