Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex).- El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) vivió su ceremonia de clausura la noche de este domingo otorgando el premio principal a la película Sin señas particulares, dirigida por Fernanda Valadez, por lo que la producción se llevó a casa la escultura conocida como El Ojo, creada por el artista michoacano Javier Marín. En el terreno del documental, el ganador fue Tu’un Savi, de Uriel López España, mientras que en la categoría cortometraje de ficción el Ojo fue para Pinky Promise, dirigido por Indra VIllaseñor.
La Sección Michoacana tuvo como su mejor representante ante la mirada del jurado a Voces en la línea, de Jessica Herman, mientras que las categorías de Mejor Actriz y Mejor Actor fueron para Mercedes Hernández y Martjin Kuiper, respectivamente. Por su parte, el Ojo a Mejor Dirección de Largometraje fue para Nicolás Pereda por su obra Fauna.
En su intervención, la actriz de Sin señas particulares, Mercedes Hernández, afirmó que éste fue un festival único debido a su corte híbrido causado por la pandemia, sin embargo, es necesario salir a hacer cine, por lo que vio como un desahogo esta edición del FICM, ya que “nos encontrábamos ansiosos por hacer y presenciar cine”.
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El balance
El FICM llegó a su mayoría de edad con una edición más que discreta, pues la crisis sanitaria obligó a que la gran mayoría de las películas seleccionadas se proyectaran en formatos digitales a través de tres canales: Cinépolis Clic, Filmin Latino y Canal 22. Esto generó que, a diferencia de capítulos anteriores, las salas estuvieran a la mitad, o incluso menos, de su capacidad. El lobby de Cinépolis Centro, siempre atestado de espectadores que incluso ocupaban sus escalinatas, lució vacío, pues la empresa no permitió que nadie aguardara en esa zona para evitar contactos innecesarios.
Se cancelaron también las alfombras rojas, los cocteles, las fiestas y todo aquello que significase un riesgo de contagio. Así, el glamour de otras épocas quedó para el olvido, quedando todo en ver pocas películas en las salas y la gran mayoría desde una computadora o televisión.
Este formato híbrido tuvo entre sus escasos eventos presenciales a Alejandro González Iñárritu, quien compartió la versión restaurada de Amores Perros, 20 años después de su realización. Para la clausura, la cinta seleccionada fue El baile de los 41, de David Pablos, donde se cuenta la historia de aquel icónico grupo de 42 homosexuales que organizaban fiestas privadas en plena época del Porfiriato. El número que hace la diferencia quedó grabado cuando el dictador eliminó de un plumazo el nombre de su yerno.
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Una de las características de este festival en plena pandemia fue que todas las conferencias de los competidores y los encuentros con realizadores se llevaron a cabo a distancia, mediante plataformas como Google Meet, lo que sin duda le quitó el contacto cercano ya fuera con los representantes de medios de comunicación o con los propios cinéfilos. Bajo esas condiciones, se atestiguaron las respuestas de figuras como Bárbara Mori, Mariana Chenillo, Heidi Ewing, Uriel López, Carlos Cuarón, Julián Hernández, Mariano Rentería Garnica, Juan Pablo Arroyo, entre otros.
El capítulo 18 fue el marco para que, en lo local, se proyectara el quinto largometraje de ficción con una producción michoacana en los más recientes años. Almas Rotas, de Juan Pablo Arroyo, un relato cuyo tratamiento es la pérdida y el peso de las decisiones tomadas en el pasado. La cinta se suma así a Día Seis (del mismo Arroyo).
Las principales categorías premiadas fueron: Premio Impulso Morelia (Cartas a Distancia y Los amantes se despiden con la mirada); Concurso Michoacano de Guion (Leona); Sección Michoacana (Voces en la línea); Cortometraje de animación (Our Perpetual Now); Cortometraje documental (Ecos del volcán); Cortometraje de ficción (Pinky Promise); Largometraje Documental (Tu’un Savi); Largometraje de ficción (Sin Señas Particulares); Mejor actriz (Mercedes Hernández de Sin Señas Particulares) y Mejor actor (Martjin Kuiper de Richochet).
