Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Antes de que el mundo se pusiera tan raro, el grupo Voltex era uno de los más activos en los bares morelianos. Su propuesta de revivir viejas glorias del rock y otros géneros con un estilo propio los hizo cada vez más requeridos, tanto, que de miércoles a domingo no paraban: un día en el Porter, otro en Zacarías, ahora en McCarthy´s e incluso en giras por otros municipios del estado.
Para no caer en la monotonía, armaron sets de tributo a bandas como The Cranberries, Molotov, Muse y Limp Bizkit, todos muy bien recibidos por su amplia red de fanáticos en la ciudad.
Hoy, con todo el cuento de horror llamado Covid-19, Jesús, Mitzi, Eduardo, Sergio y Alejandro ya no tienen donde tocar. Zacarías, una de las cadenas de bares más potente de la ciudad, ha cerrado sus puertas hasta nuevo aviso, lo mismo que muchos establecimientos, y aunque algunos se resisten al cierre definitivo, la poca clientela que tienen no les alcanza para pagarle a una banda de rock en vivo.
El baterista de Voltex, Alex García, relata a El Sol de Morelia cómo esa vida de tocadas intensas se ha apagado en los últimos días. “Fue un cambio muy drástico, porque en este oficio el dinero lo obtiene uno por cada show, no estás en ninguna nómina, no tienes un salario fijo. Toda esta incertidumbre provocó que la gente dejara de visitar los bares, y por supuesto que impactó, porque si no hay clientes, no hay paga”.
El también fotógrafo dice que los últimos días han sido como una cámara lenta donde el cielo cada vez se pinta más oscuro. Primero los rumores, luego la escasez de público y ahora el cierre definitivo de los bares. “No tenemos sueldo, no tenemos seguro, ahora no tenemos nada, ninguna oportunidad para tocar. Todos los colegas están en la misma situación y no hay ni para dónde hacerse”.
El cierre de Zacarías les cortó de tajo sus conciertos viernes y sábado, mientras que Porter de la avenida Lázaro Cárdenas aún tuvo actividad el pasado viernes, sólo que el sábado la banda que iba a tocar en vivo ya ni montó sus instrumentos. No tenía caso tocar para las mesas y sillas.
La vida cotidiana para este tipo de músicos ya era complicada. Los empresarios menos ambiciosos y más comprensivos pagan cuotas fijas independientemente de si llegan clientes o no; pero hay otros que en épocas de vacas flacas casi estafan a sus proveedores, les cubren menos de lo prometido con el pretexto de que pocos llegaron. Ahora ni eso, ahora no hay lugares, ni gente, ni pagos. “El futuro es complicado, porque la única certeza es que todo abril debemos permanecer en casa.
Pero después de eso no sabemos qué va a pasar, porque no es como que en mayo estemos como si nada; habrá crisis, quizá muchos lugares no vuelvan a abrir o quizá la gente no tenga dinero para gastarlo en cervezas”, teme el baterista.
Mientras sigue el paro nacional, los integrantes de Voltex difunden su material en digital, impulsan los videos que han subido en YouTube y refuerzan estrategias en redes sociales. Sobre la sensación emocional, esa que de pronto está vacía porque ya no hay canciones que exploten a mitad de la noche, García nos dice: “Por momentos nos llega la desesperación, la ansiedad. Extrañamos la adrenalina, la camaradería, tocar en vivo. Se siente uno desesperado; en el encierro tratamos de hacer cosas, de producir, practicar, pero no es lo mismo, no hay ensayos ni nada de lo que hacíamos”.
Alex tiene algunas opciones extras para obtener ingresos, podría aguantar estas semanas de confinamiento porque ha diversificado sus actividades incluso en el terreno de las redes sociales, que tendrán que ser elementales durante esta pandemia.
Sin embargo, varios de sus colegas no cuentan con un plan B; jamás pensaron que iba a llegar el día en que tocar en vivo ante mucho público quedara restringido. Ahora, con la consigna de no salir de la casa, tendrán que ingeniárselas para hacer algo: impartir clases en línea, dar talleres a distancia, lo que sea que no implique el contacto con la muchedumbre.