Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Historias de vida y testimonios sobre la situación laboral durante la pandemia, fueron compartidas de viva voz en el foro virtual La cocina tradicional, mi pasión, organizado por la Secretaría de Turismo de Michoacán.
Con la morosidad de quienes trabajan administrando tiempos de cocción, las cocineras tradicionales convocadas hablaron de cómo les llegó su vocación y, desde entonces, cuál ha sido su suerte en el arte culinario.
Catalina García Vargas, originaria de Zirahuén, dijo que “el gusto ya lo traía desde chica” la haberse iniciado en la cocina con su madre, quien abnegadamente “se la pasaba casi todo el día en el fogón” y ella apoyaba acercándole los ingredientes, hasta que aprendió a cocinar. A 20 años de hacerlo, se le presentó “la posibilidad de adquirir un espacio en Zirahuén” donde recibe a lugareños y turistas.
“El pescado blanco es una riquísima especie que ya no la encuentras en cualquier parte… yo siempre se los recomiendo natural”, dijo al mencionar que su carta está compuesta de charales, filete, caldo de trucha, trucha dorada y trucha en salsa, entre otros platillos.
A su vez, Concepción López Villegas, propietaria de la enramada “El tiburón” en Playa Azul, destacó que ha recibido tres distinciones en los certámenes de cocineras tradicionales y dicha proyección la llevó a cocinar en 2019 para la embajada de Colombia en México.
Empecé a preparar mis platillos desde los 10 años y de ahí me vine a Playa Azul en mi juventud, luego trabajé en un restaurante de mariscos y ahí yo comencé enseñarme”, dijo al referir que su sazón “viene de las raíces familiares
Aunque su especialidad es el molcajete playero, dijo que entre los platillos más solicitados están el camarón en aguachile, el pulpo enamorado, las tiritas de pescado y el ceviche, así como el plátano relleno de coco con lechera y mermelada, de postre.
Por su parte, Luz Soto Bravo –hija de la maestra cocinera Juanita Bravo– habló de su aprendizaje por influencia materna y destacó la proyección que la cocina tradicional michoacana ha tenido desde el primer encuentro, realizado en Uruapan en el 2004.
“La cocina de mi mamá es muy sencilla y yo creo que por eso la invitan a cocinar a otros países, porque no ocupa muchas cosas e improvisa con lo que tiene”, dijo luego de mencionar que creció “entre fogones y viajes” con su madre, de quien mencionó la sencillez como un rasgo que define tanto su cocina como su calidez humana.
Las tres cocineras coincidieron que la pandemia afectó sobremanera sus negocios, obligándoles a cerrar al menos un mes y pasar el resto del tiempo con una clientela que no rebasaba el 20 por ciento de la habitual.