Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Un recorrido breve por la vida y obra del grabador mexicano Leopoldo Méndez (1902-1969), fue adaptado al formato de cápsula audiovisual por la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum).
Narrada por Emiliano Sámano, estudiante de Historia del Arte de la Universidad de Morelia (Udem), la vida de Leopoldo Méndez –heredero del ilustrador José Guadalupe Posada– parece haber estado marcada por una estrella, la de la militancia y el activismo político a favor de la Revolución mexicana.
Luego de explicar que fue discípulo de Saturnino Herrán y German Gedovius en la Academia de San Carlos, además de estar “influido por los vaivenes sociopolíticos que se viven en México por la Revolución”, el presentador de la cápsula asegura que Méndez “desarrolla una importante vocación social y política, que lo acompaña toda su vida e influye en su obra”.
Te recomendamos: Entrevista: las Microcartografías de Nancy Valdez
Un rasgo que define a Leopoldo Méndez es el no haber dejado mayores registros biográficos que ayuden a historiadores e investigadores para interpretar su vida personal. Queda su obra y escasos datos personales.
Fue ampliamente reconocido, como bien señala la cápsula por haber sido “un incansable promotor y activista que conformó diversas organizaciones que contribuyeron a estrechar lazos entre arte, cultura y política”, como la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), que funda en 1934 con el objetivo de “difundir el discurso revolucionario y combatir el conservadurismo”, o el Taller de Gráfica Popular, en 1937, “que se va a convertir en el principal apoyo propagandístico de los gobiernos revolucionarios para defender sus discursos, programas sociales, educativos y económicos, así como para combatir el fascismo internacional y la opresión”, señala Emiliano Sámano.
El Taller de Gráfica Popular (TGP), es el segundo proyecto en el cual Méndez se vincula con el artista michoacano Alfredo Zalce –ambos habían fundado la LEAR–, y constituye, en retrospectiva, un antecedente de los talleres gráficos que en Michoacán y el resto del país, son echados a andar por artistas con intereses comunes, aunque no específicamente políticos, como el TGP.
A decir del escritor Emiliano Ruiz Parra, “en el TGP existía la libertad de que cada integrante usara la infraestructura del taller para producir su obra individual, pero también se estimulaba la creación de obras colectivas. Una vez a la semana, los talleristas se reunían y definían líneas de trabajo. Las obras colectivas del TGP no son una mezcla informe de estilos personales; si bien en cada una de ellas predomina un estilo –se reconoce el buril de Méndez, Chávez Morado o Zalce— también es cierto que la concepción general de la obra se nutría del diálogo entre artistas, unidos tanto por la vocación creativa como por la camaradería ideológica”.
Te recomendamos el podcast ⬇️