Morelia, Michoacán (OEM Infomex).- A propósito de la próxima conmemoración del natalicio de Benito Juárez, volteamos la mirada hacia la plaza que lleva su nombre, la cual surgió prácticamente al mismo tiempo que Morelia, en el siglo XVI, aunque tuvieron que pasar décadas de adecuaciones al terreno y de construcciones antes de que pudiera ser un espacio plenamente transitable.
Antes se le denominaba Plaza de los Mártires y se le bautizó con su nombre actual a mediados de la centuria pasada.
Esto lo refirió el historiador y guía de turistas Hiram Padilla Rizo, el cual añadió que a la plaza se le puso el nombre de Benito Juárez en 1962, en un acto encabezado por el gobernador de entonces, David Franco Rodríguez y el presidente de la república, Adolfo López Mateos.
Pero el lugar, que se ubica justo a un lado de la Catedral de Morelia, fue escenario de sucesos históricos anteriores a esa fecha, “por eso además del monumento a Benito Juárez está la estatua de Las Lloronas, que se supone están lamentando el deceso de personajes que fueron fusilados en ese lugar y que fueron llamados los mártires”.
La pieza escultórica de la que habla Padilla Rizo fue realizada por Alfredo Zalce y no fue colocada sólo porque sí, pues de acuerdo con el relato del historiador “en 1830, el 8 de diciembre de ese año, fueron fusilados ahí unos ciudadanos que estaban ligados a grupos liberales de ese entonces”, y es que recordó que al finalizar la lucha por la Independencia, el país estuvo atravesado por un conflicto sociopolítico entre federalistas y centralistas.
“Dicen los autores que se les acusó, los juzgaron y fusilaron cobardemente, pero no se les pudo comprobar nada y la ciudadanía vio este suceso como algo malo, entonces al lugar se le empezó a conocer cómo Plaza de los Mártires”, mencionó Padilla Rizo.
Los fusilados fueron: José María Méndez, Gregorio y Antonio Mier, Cristóbal Cortés, José María Cisneros, Francisco Godínez, Ruperto y Agustín Castañeda e Ignacio Ortiz; por su parte, su acusador fue el gobernador de ese entonces, Pedro Otero. No obstante, el historiador refirió que el espacio quedó ligado con la causa liberal, algo que influyó en que al siguiente siglo fuera colocada la estatua de Benito Juárez en 1962.
Padilla Rizo mencionó que los dos acontecimientos anteriores fueron los dos más relevantes que ha tenido ese espacio, aunque ha habido un sinnúmero de sucesos y eventos desde la época de la colonia y hasta la actualidad.
Un ejemplo de ello, relató, fue una rebelión ocurrida a mediados del siglo XVIII, porque la corona española necesitaba soldados para hacer frente a los ataques de los ingleses, que por ese entonces ya había asolado La Habana, Cuba; sin embargo, los vallisoletanos de entonces se opusieron. El conflicto derivó en que el visitador José de Gálvez vino a la ciudad para detener la rebelión, lo cual implicó que “condenaron a muerte y mataron a muchos de los que se levantaron en contra por no unirse al ejército”.
Otro ejemplo, dijo, es que durante la lucha por la Independencia mexicana, la plaza fue utilizada como área de ejecuciones públicas, “era zona de ajusticiamiento”, mediante los fusilamientos.
Pero no todo se relaciona con luchas y sangres, pues Padilla Rizo contó que la Plaza de los Mártires -ahora Benito Juárez- también recibía a un tianguis los días jueves, “hasta que lo cambiaron a la actual Plaza Melchor Ocampo a mediados del siglo XIX”.
No sólo eso, pues el historiador compartió que otro acontecimiento relevante fue cuando se colocó el primer alumbrado público de la ciudad, lo cual ocurrió justo en esta Plaza en el año de 1888.
“No es tan bueno romantizar la historia, pero en ese momento ese lugar debió ser muy bello, pues fue inaugurado con banda en el kiosko, a las 11 de una noche con luna llena”, expresó Padilla Rizo.