Morelia, Michoacán.- Salvador Sierra Zaragoza, conocido artísticamente como Salvador Siza, ha demostrado a la sociedad michoacana y a la mexicana que una discapacidad corporal no limita el sueño y las ganas de salir adelante.
Él se enfrentó a los tres años de edad a la situación de quedar inválido por una caída, la cual se complicó, lo que le generó inmovilidad en sus piernas, y desde ese momento estar en un "caballo de acero", como él le llama a la silla de ruedas que se ha convertido en su instrumento de movilidad.
El tenor originario de Charapan, Michoacán, comunidad indígena en esta entidad, explicó en entrevista para El Sol de Morelia que la familia ha sido su principal pilar pues tiene la fortuna de contar con unos padres a los que califica de maravillosos, los cuales jamás se han rendido con él.
“Mi papá es Jorge Sierra y mi mamá es Jacqueline Zaragoza, quienes se han convertido en los encargados de hacer todo el trabajo por mí, y yo soy quien solo pone la cereza en el pastel”, comentó el artista de 28 años de edad.
El joven aceptó que lo que ha podido lograr es gracias a la entereza y voluntad que sus progenitores han tenido para él, “ellos hicieron lo que estuvo en sus manos para contribuir a mi crecimiento y desarrollo”.
Charapan, la cuna de un artista
La comunidad indígena de Charapan vio nacer el talento de Salvador, quien a sus tres años enfrentó la adversidad con una discapacidad que no limitó sus ganas de salir adelante, pese a las miradas extrañas que comenzaron a aparecer en su trayecto.
“En los pueblos originarios luego hay falta de información respecto a las discapacidades. Cuando yo adquirí la discapacidad, el Internet estaba naciendo y no teníamos acceso a información, prácticamente mi familia y yo estábamos con los ojos cerrados enfrentando una situación tan difícil como lo es una discapacidad”.
Donde sí comenzaron miradas incómodas, recordó, fue precisamente en Morelia donde radica desde hace unos 13 años aproximadamente.
El joven tenir recordó que Charapan está lleno de cultura, gastronomía, música y artesanía, como sucede en gran parte de Michoacán. Pero esta inclinación por las notas musicales provienen de su padre.
“Tuve la fortuna de haber nacido en el seno de una familia musical, mi papá, mis tíos y abuelos se dedicaban a la música tradicional con una banda de aliento, con el paso del tiempo se modificó e incluyeron más el tema comercial a una agrupación de nuevos ritmos, yo estuve con ellos hasta que las actividades como tenor me lo impidieron”.
En este paso y camino que ya ha transitado, Salvador recordó la influencia y apoyo generado por su maestro Julián Martínez quien le inculcó el amor por la música académica.
“Él, además de inculcarme el amor por la música académica, también lo hizo con la música tradicional. Él fue una gran influencia para aventurarme, salirme del contexto en el que yo vivía y venirme a Morelia a estudiar en el Conservatorio de las Rosas”.
Su mamá, su fiel acompañante
Recordando ese desconocimiento que vivió en su infancia y a la posibilidad del rechazo de sus compañeros de escuela generados tal vez desde sus hogares, Salvador explicó que desde temprana edad logró tener un ancla y una fuerza que le impregnó su mamá Jacqueline Zaragoza.
“A quien le debo la gran fortaleza que tengo es a mi mamá, porque ella siempre estuvo presente diciéndome y grabándome en la mente que yo solo sigo siendo diferente a los demás”.
Esta situación ahora lo hace sentir orgulloso, “claro que soy diferente, en primer lugar por lo visual pues cuando alguien me ve por primera vez solo observa la silla de ruedas, y en segundo lugar porque pese a todas las barreras también he logrado colocarme en un lugar que no es fácil, con esto no quiero sonar arrogante pero pese a todas las limitaciones de falta de empatía, movilidad y oportunidades, aquí estoy y ha sido un gran esfuerzo”.
El agradecimiento hacia su progenitora es inmenso, por lo que la define sin mucho pensar como su gran tesoro.
“Mi lucha ha sido compartida con mi mamá. Ella es mi aliada y mi mejor amiga, siempre estamos juntos. Somos un equipo con mi papá, él tiene que estar en el pueblo luchando y trabajando por todos”, declaró con la voz entrecortada y con la mirada nublada ante las lágrimas que aparecieron en sus ojos.
Entre sus recuerdos, el momento que recientemente atravesó y en el cual, casi pierde la vida.
“Mi padecimiento, la hemofilia, nos ha puesto en situaciones complicadas, como la del 9 de noviembre de 2021 cuando estaba en la sala de choque a punto de morir desangrado. Sólo estábamos los tres, sí había más amigos acompañándonos, pero el equipo base y el regalo más hermoso de la vida son mis papás”.
Las dificultades que pasó en el Conservatorio de las Rosas
Aunque dijo que había falta de información, nunca sufrió de bullying o exclusión en Chaparan, lo que sí se presentó en Morelia.
“En Charapan me hicieron sentir parte de ellos, en Morelia sí tuve problemas, pues el chico de un contexto rural con condiciones económicas menores a los estudiantes de la escuela privada del Conservatorio de las Rosas, ahí aparecieron las miradas de desdén que me encargué de disipar y mostrar que no iba a pasar el tiempo, sino a estudiar enserio y a desenvolverme en el escenario, eso se fue transformando y convirtiéndose en miradas de tremendo cariño”.
Además de esto, la movilidad dentro del inmueble histórico sí fue complicada, pero de nueva cuenta estaba su madre como un ángel que le cuidaba.
“Mi mamá ha sido entregada al 100%, ella fue la encargada de moverme de salón en salón por el Conservatorio de las Rosas. Además estas instalaciones son complicadas al ser cantera”.
Con su llegada a esta institución musical formadora de talento, también aceptó que las autoridades de ese momento analizaron la posibilidad de poner rampas para facilitar no solo el acceso de Salvador, sino adecuarse al tema de la inclusión para las demás personas que pudieran visitar las instalaciones.
Aunque él ya salió, volvió a lanzar un llamado para la institución que le ayudó a perfeccionar su talento artístico.
“Yo tuve la fortuna y el apoyo de alguien que me ayudara a moverme, pero no todos pueden. Por ello pido a la gente del Conservatorio de las Rosas para que piensen en quienes se les dificulta su movilidad, entonces valdría la pena que piensen en ellos”.
Los escenarios que ha recorrido
Con más de una década de trayectoria profesional, Salvador Siza recordó que en este tiempo ha podido recorrer distintos importantes foros a nivel nacional.
“He estado en el Teatro Macedonio Alcalá en Oaxaca, en el Luis Amador de San Luis Potosí, Socorro Astor de Culiacán, en Morelia en el Teatro Ocampo, en el Centro Cultural Clavijero y en el Mariano Matamoros. He podido estar también en los más representativos del sector operístico”.
Aunado a lo anterior también explicó que en 2020 participó en el concurso de canto internacional María Katzarava que lleva el nombre de la soprano que lo organiza.
“Ella es un orgullo nacional, estuve entre los 150 participantes de este concurso y llegué hasta los 20 finalistas logrando obtener dos premios entre los que está el de Marketing Cultural”.
La ópera, el arte con ejemplos de artistas con discapacidad
La motivación e impulso de Salvador se basa en los ejemplos que ha logrado ver y tener de otras importantes figuras en el mundo de la ópera y que han logrado ser conocidas y reconocidas en el ámbito internacional.
“Claro que tengo varios y no solamente actuales, moriría de ganas de revivir al tenor italiano Luciano Pavarotti, o al tenor sueco Nicolai Gedda”.
A lo anterior agregó: “Moriría de ganas de compartir escenario con figuras que aún nos acompañan como Plácido Domingo o Javier Camarena, ellos son mis referentes de siempre y mis grandes aliados a los que escucho al momento de acudir a una audición”.
Otra de las figuras que siguen recorriendo a través de su voz cada rincón en el mundo es Andrea Bocelli, y de él, Salvador señaló: “Además del gran Bocelli que es un referente y un estandarte al que me he aferrado en distintos momento, también vienen a mi mente otros tenores con discapacidad como los mexicanos Carlos Vázquez y Alan Pingarrón, o el cantante con discapacidad que más me ha inspirado y es el barítono alemán Thomas Quasthoff”.
Pese a estos ejemplo, y al recordar al propio Ludwig van Beethoven, compositor, director de orquesta, pianista y profesor de piano alemán que pese a su sordera, logró un camino importante en el arte, Salvador Siza aceptó, aún hay mucho camino que recorrer en el tema de la inclusión en el mundo del arte.
“Lo que no es incluyente es la propia sociedad, para el arte no existen barreras ni discapacidades. Además el arte en ocasiones es rehén de temas políticos y económicos, ahí está el tema”.
Finalmente el tenor michoacano recordó que todos los artistas siguen enfrentando y buscando el apoyo institucional y de la iniciativa privada para obtener becas formativas y seguir su camino, “esto es una carrera, es nuestro trabajo y también cuesta”, concluyó.