Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Una alternativa de autoempleo basada en la colaboración, el intercambio de técnicas y hasta el esparcimiento como motor creativo, define el auge de talleres de producción gráfica en la entidad, refirió el artista plástico, Julián Guerrero.
Entrevistado por El sol de Morelia, Julián Guerrero señaló que en los último cinco años “hay un boom de la gráfica” cuya producción artesanal, se ha convertido en un modelo de cooperativa en el cuál “se juntan varios chavos, rentan un local, ponen una prensa y se ponen a trabajar”.
Además de la capital del estado, Pátzcuaro y Uruapan destacan en la apertura de este tipo de talleres, la mayoría de manera autogestiva, entre los cuáles está el taller Casa Gray –a cargo de Mónica Gray y el colectivo Los achoques–, La mano gráfica –liderado por Artemio Rodríguez–, ambos en Pátzcuaro, y la escuela Mapeco (Manuel Pérez Coronado), así como El hosto –al frente de Carlos Zepeda–, en Uruapan.
Para el también propietario de la galería Tacanche, ubicada en Pátzcuaro, Morelia no se ha quedado atrás en este resurgimiento del grabado y las técnicas mixtas, por lo que varios colectivos, conformados por estudiantes de las carreras de arte y autodidactas, confirman el auge y la vitalidad de esta disciplina.
Está un colectivo que tiene cerca de cinco años, es el Nurite gráfico. De ahí surgió otro grupo de chavos llamados Axuni. Otro más es el espacio de Los agachados y hay uno muy reciente conocido como La olotera
Dicho resurgimiento de la gráfica no responde únicamente a una revaloración de la disciplina en la era digital –una confrontación entre lo artesanal y las nuevas tecnologías–, sino a la proliferación de espacios, colectivos de trabajo y alternativas para comercializar las estampas.
Un ejemplo de las dificultades a las que se han enfrentado las galerías en Pátzcuaro es la situación de inseguridad, que propició el cierre de varios espacios durante la década pasada.
“Entre el 2010 y el 2016 hubo broncas con el narco, se cerraron negocios y se fueron muchos gringos”, explicó.
Sin embargo, la situación en el pueblo mágico ha mejorado y gente como Artemio Rodríguez, Ángel Pahuamba, Martín Quintanilla y el mismo Julián, han retomado o emprendido proyectos en los que la producción y venta pueden convivir en un mismo espacio.