Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Producto de una residencia artística en Alemania, en la cual estuvo en compañía de adultos mayores con Alzheimer, la actriz e investigadora Leticia Sánchez Vázquez emprendió desde hace tres años el proyecto Una carta para el elefante blanco, que después de ser becado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) se ha convertido en una empresa cultural estable con sede en la ciudad de Morelia.
“El Elefante comenzó a crecer”, nos dice Leticia en entrevista exclusiva, donde da cuenta que el proyecto tiene 11 áreas conceptualizadas, una de ellas pensada exclusivamente para los adultos mayores. Comenzaron con la beca de Fonca en diciembre de 2016 solamente con teatro en atril, realizando cinco talleres y círculos de lectura en asilos. En esos ciclos participaron 21 personas, pero 11 de ellas quisieron continuar, solo que ya no contaban con instalaciones ni infraestructura. “Eso es lo que nos inspira a dar el siguiente paso, así que en septiembre de 2017 esto se concretó como un emprendimiento cultural, lo cual hemos ido puliendo en todos los sentidos, desde la planeación cuatrimestral hasta las materias que se imparten”.
El proyecto lleva por nombre oficial Club de adultos y adultos mayores, con sede en la calle Antonio Alzate del Centro Histórico. Actualmente ofrece talleres en disciplinas como teatro, yoga, lengua de señas, artes plásticas, historia del arte y literatura, con alumnos a partir de los 30 años, aglutinándolos de acuerdo a su rango de edad. “El mercado que nos interesa es sobre todo el de adultos mayores porque no tienen tantas opciones de oferta artística; en el tiempo que tenemos con el proyecto la edad más joven ha sido de unos 38 años, y la más vieja de 83”, reconoce Sánchez Vázquez, quien además repara en la necesidad que busca este tipo de perfiles, adultos que por circunstancias particulares postergaron alguna afición artística, una vocación cultural que en su presente ya puede ser practicada. “Para ellos es un aliciente saber que pueden aprender cosas nuevas, que la edad no es impedimento, sino al contrario, porque se trata de personas más maduras, conscientes de qué quieren hacer por cuenta propia y no por obligación, como a veces sucede con los jóvenes”.
En la plantilla laboral del Club han participado nombres como Fernando Ortiz, recientemente galardonado con el Premio Eréndira; Gunnary Prado, experimentada actriz, dramaturga, directora y productora de teatro; Valeria Mendoza y Esperanza Macouzet, especialistas en Historia del Arte; Marcela Urbina, con amplia trayectoria en Yoga; Adrián González Camargo y Yadira Arellano, directores de cine, además de Magda Vargas en lengua de señas, entre otros.
Sobre el método de trabajo para especializarse en estos rangos de edad, Leticia Sánchez hace varias reflexiones: “Desde el momento en que a una persona de 65 años la etiquetas como adulto mayor, ya le estás tronando el autoestima; antes de eso habría que construir otros indicadores, distinguir si es un adulto dependiente o independiente en cuestiones físicas y mentales, eso es muy distinto a solo retirarte por edad, decirles que han dejado de ser productivos en automático. Yo más bien creo, y así se los hago saber, que están en la mejor segunda parte de su vida, porque ya fueron padres, ya trabajaron, están jubilados, con una pensión que les da tranquilidad y entonces pueden hacer lo que siempre quisieron”.
De esta manera, uno de los objetivos de esta empresa cultural es “fungir como terapia ocupacional en pro de la salud mental; nos han llegado personas con depresión y eso nos obliga a entender más, a investigar y rodearnos de gente que tenga experiencia en el tema”, afirma.
Sobre la oferta puntual que existe en Morelia para personas mayores, Leticia distingue que quizá sí exista, pero no pensada para grupos exclusivos. “Hay muchos talleres artísticos que no tienen límite de edad, pero en una misma aula meten a niños, jóvenes, adultos… en esas condiciones, alguien de 70 años quizá no se va a sentir cómodo, sino al contrario. Nosotros hemos detectado casos como mujeres con el síndrome del nido vacío, es decir, que ya no tienen hijos por cuidar, que acaban de jubilarse, que se levantan de madrugada sin motivo. Ahí es donde nosotros pensamos en la oferta, en qué tipo de profesores necesitan, qué clase de dinámicas, horarios, etcétera”, concluye.
Para conocer los detalles, horarios y planes de este club, se pueden comunicar al correo informacion@fabricandols.com
“Para ellos es un aliciente saber que pueden aprender cosas nuevas, que la edad no es impedimento, sino al contrario, porque se trata de personas más maduras, conscientes de qué quieren hacer”
Leticia Sánchez Vázquez
Creadora del proyecto