Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Con la máxima de “oír y tocar con otros ojos”, el uruguayo Carlos Blanco Fadol trajo a Morelia su metodología para crear orquestas musicales cuyos integrantes son personas con discapacidad visual. El resultado ha sido espectacular, pues en las instalaciones del Polifórum Digital, 30 personas con discapacidad tomaron clases intensivas y ya están listas para ofrecer un concierto en ese mismo recinto este miércoles a las 17:00 horas.
El método literalmente inventado por este trotamundos permite que los invidentes interpreten partituras musicales numéricas a través de los ojos de un guía, quien por medio del tacto les informa cuándo deben accionar las diferentes notas y así crear un conjunto melódico.
Es difícil describir lo que reflejan los rostros de sus alumnos, una mezcla de sorpresa, alegría y satisfacción. En sólo 10 horas efectivas, están interpretando El himno a la alegría con un instrumento hecho con bambú. Parece magia, y en sí lo es, pero ésta no sale de un sombrero, sino de la capacidad de cada ejecutante que sigue las instrucciones del mentor que ha viajado alrededor del planeta para crear instrumentos musicales que nadie había imaginado.
Su más reciente aventura es la de guiar a personas con ceguera total o parcial y hacerles sentir que no hay discapacidad, sino todo lo contrario. La primera vez que reunió a un grupo de tales características fue en julio pasado, en la Cueva del Calenobre de Busot, en Alicante, durante el Primer Encuentro Internacional de Jóvenes con Discapacidad Visual. En ese lugar estaban reunidas personas de Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y España. Cinco nacionalidades, cinco lenguas distintas y ningún músico. “Más difícil que eso, imposible”, nos cuenta Blanco Fadol al recordar que no hubo barrera para que esos muchachos lograran lo que considera “un milagro”.
Son al menos cuatro mil 500 piezas musicales las que este investigador ha fabricado en los cinco continentes, mismas que han sido distribuidas en tres museos especializados. El instrumento que ahora trae es uno hecho con bambú que encontró en el sureste asiático. Cada uno genera una sola nota musical y es entregado a los alumnos para que en secuencia le den vida a interpretaciones populares. El milagro, como insiste en llamarlo, da por resultado un concierto orquestal que se planea dure alrededor de una hora.
Según se lee en su propia biografía, Carlos Blanco Fadol partió de Uruguay apenas superada la mayoría de edad, dejando sus estudios universitarios en busca de otras huellas de sabiduría que le llevaron a recorrer los cinco continentes (…) donde creó su vasta obra musical y literaria. Es etnomusicólogo-investigador, compositor, cantautor, inventor de más de 100 instrumentos, poeta y humanista. Ha sido, además, candidato al Príncipe de Asturias en dos ocasiones y fue fundador de tres importantes museos en España.
LOS EJECUTANTES DEL MILAGRO
Entrevistados al final de la última clase, varias personas no dejan de agradecer la oportunidad de integrar esta novedosa orquesta musical. Omar Molina Herrejón dice que “es una experiencia única que jamás había vivido, porque no importa que no veamos y menos que no sepamos de música, aquí todos podemos crear canciones”. Él, al lado de la maestra Jacinta Ceballos, se encargaron de convocar a parte de la comunidad de débiles visuales en Morelia y de esa manera se pudo reunir a un grupo considerable. Dalila es trabajadora del Centro de Rehabilitación de Educación Especial (CREE) y afirma que “las personas con alguna discapacidad, en este caso los ciegos, no siempre tienen la oportunidad de desarrollar habilidades que están ahí, que las pueden potenciar mucho más porque las necesitan”.
José Antonio Anguiano Cortés, también con discapacidad visual, dice que con este curso “se rompió la idea de que nosotros no podríamos ejecutar música, que no podríamos tocar un instrumento. El maestro nos ha hecho renacer la idea de la superación, creer que podemos lograr todo lo que nos propongamos y que el trabajo en equipo es muy importante”. Óscar Fabián Jiménez perdió la vista apenas hace cuatro años y hoy se siente sorprendido porque “en una semana tuvimos un avance muy grande. A mí me gusta mucho la música y ahora estoy haciendo cosas que nunca me imaginé lograr, pues todo está en la actitud que pongamos. Tenemos las mismas capacidades, sólo falta que haya más inclusión, que nos prueben, para que vean de lo que somos capaces”.
Así, con tan solo 10 horas efectivas de ensayos, 30 débiles visuales harán sonar mucha música en el concierto preparado en el Polifórum Digital este 13 de noviembre a las 5:00 de la tarde.
Es una experiencia única que jamás había vivido, porque no importa que no veamos y menos que no sepamos de música, aquí todos podemos crear canciones
Omar Molina Herrejón