Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex).-Los comerciantes de películas piratas en DVD todavía existen gracias a los clientes de las comunidades rurales. En eso coincidieron Shunely Gutiérrez y Carlos Alberto, dos locatarios asentados en los mercados Independencia y San Juan, quienes ya comprobaron que la presencia de plataformas como Netflix, HBO o Amazon mermaron sus ventas.
No por nada, Carlos Alberto da un ejemplo, cargado con cierto sabor a queja, de su situación: "En los últimos 20 minutos no se ha acercado nadie". Eso, a pesar de que este hombre alto y robusto recorre su puesto de películas con una actitud animosa, para invitar miradas y compradores.
Apostado como centinela en su puesto, ha establecido algunas estrategias para incentivar la compra de sus productos. Principalmente son dos: mantener variedad y abrir más temprano, pues si anteriormente lo hacía a las 10 de la mañana, ahora lo hace desde las 8.
Con más serenidad, Shunely Gutiérrez expresa que las plataformas definitivamente sí tienen mucha demanda y redujeron sus ventas, pero mantiene el negocio en buena medida gracias a clientes foráneos. “Viene mucha gente de rancherías, como no cuentan con internet, ellos sí compran”.
En cuanto a las estrategias, se ha decantado por conseguir series completas de Netflix para quemarlas y venderlas en disco o en memoria USB, formato que, cuenta, le ha funcionado mejor.
“Por ejemplo, te vendo la memoria en 230 pesos con 25 películas. Si vienes al mes diciendo que ya las viste todas, las renuevo con la promoción de tres por 50 o seis por 100, más una de regalo. Esta modalidad la compran más personas locales”.
Shunely sabe que también hay mercado negro en los sitios virtuales; relata que normalmente la gente compra cuentas en 200 o 300 pesos para las plataformas, pero hay quienes venden perfiles en 70 u 80 pesos. Esta clase de consumidores pueden ingresar con un correo y contraseña para tener un perfil y obtener toda la gama de películas.
El cambio de hábitos en el consumo se ve reflejado en el número de puestos y sólo hace falta dar una vuelta por el interior de San Juan para notarlo. Aunque buscamos números con la Dirección de Inspección y Vigilancia del ayuntamiento de Morelia, la respuesta fue que no tienen registros.
Es un cambio de hábitos en los que ha incurrido Diego Montes, antiguo consumidor de discos musicales y DVD's tanto originales como piratas, el cual refiere que en efecto, la compra de películas en forma física era una práctica regular.
"Antes sí compraba por lo menos una película a la semana, si eran piratas, o a la quincena en el caso de las originales. Pero dejé de hacerlo cuando tuve internet y porque también tenía telecable".
Habla en pasado porque la crisis económica le orilló a cancelar los servicios de telecable e internet. Sin embargo, no regresó a la compra de DVD's y expone sus razones: "Mi novio baja películas, las guarda en USB y las vemos en casa, la verdad ya ni siquiera había pensado en ir a los puestos”.
Aunque hay películas con descarga gratuita, Diego Montes reconoce que crackear otras (es decir, bajarlas sin pago aunque sí lo requieran) también es una forma de piratería.
Pero de acuerdo a Thalía Álvarez Rojas, otra consumidora de estos contenidos, más que ser un tema para juzgar, es un punto para la reflexión sobre el derecho por cultura y esparcimiento: “No todos tenemos la misma capacidad adquisitiva, no es que esté a favor de la piratería, pero es parte de las desigualdades sociales”, justifica.