Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Tomar en cuenta a colectivos y cooperativas para replantear las políticas públicas en materia de cultura, a fin de que los presupuestos se vuelvan participativos y comunitarios, es un reto que enfrentará el gobierno después de la emergencia sanitaria por Covid-19.
Durante el conversatorio organizado por la Secretaría de Cultura de Morelia (SeCultura) y la Unesco México, bajo la iniciativa #ResiliArt –orientado a problematizar los efectos de la pandemia en el sector artístico y cultural–, el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Gustavo Ogarrio Badillo, advirtió que las cooperativas, colectivos y asociaciones culturales serán “los nuevos interlocutores del Estado” en el rediseño de las políticas públicas imperativo después de la contingencia, cuya tendencia deseable –frente a la precarización de las actividades artísticas– será la de “organizarse alrededor de un acto comunitario”.
“Hay una experiencia anterior a la pandemia: en Cataluña, por ejemplo, un porcentaje mayor al 35 por ciento del presupuesto del gobierno va asignado a proyectos comunitarios. Hay muchas cooperativas actuando, desde cooperativas de comida hasta cooperativas de libros. Ahí la historia nos habla de gran tradición de formación anarquista, socialista, de procesos comunitarios que han permitido que eso sea posible”, dijo al señalar que Morelia también cuenta con “tradiciones de cooperativas en el ámbito cultural” que podrán incidir en la discusión para que los presupuestos destinados a cultura “no se definan unilateralmente por los gobiernos, sino que tomen en cuenta el diálogo, la participación y el acuerdo”.
En ese tenor, planteó la necesidad de darle más peso al diálogo y “aprender de las culturas indígenas que dialogar no es sentarnos tres o cuatro horas, sino un ejercicio permanente, compartido donde –a pesar de no estar de acuerdo– se tiene que seguir discutiendo hasta poder lograr un acuerdo común”.
Respecto a la reactivación de las actividades artísticas y culturales, advirtió sobre el riesgo de que “la industria del espectáculo sea mucho más agresiva” a causa de sus pérdidas monetarias durante el confinamiento y dicho fenómeno contribuya a que “lo marginado sea doblemente marginado” y lo hegemónico “nos coloque en una precariedad todavía mayor, en términos de expresión cultural”.
Yo veo un peligro en que se venga una avalancha y se quiera aprovechar la precarización que va a haber del espacio y la gran industria cultural vuelva a precarizar más las culturas regionales, locales, populares, incluso de cultura ‘culta’ –aquella sin público numeroso– y vuelva a arrasarnos
Ante ese futuro poco promisorio, Ogarrio Badillo dijo que los gobiernos e instituciones tendrán la oportunidad de “relanzar la cultura local y regional a nivel nacional e internacional”, para dar cabida a prácticas culturales enmarcadas en una tradición–música, artesanías, fiestas patronales y todo aquello contemplado como cultura popular–, “muchas veces despreciada y hegemonizada por otras formas de expresión”.
“Creo que ese tipo de expresión cultural puede colocarse en otra situación siempre y cuando haya decisión y voluntad de hacerlo. No se va a hacer nada más porque sí, requiere aprovechar una difusión mucho más amplia y, por lo tanto, también una estrategia de activación económica diferente –dijo– no supeditada de manera exclusiva al lucro”.
Del planteamiento y aplicación de estrategias afines que se logre llevar a cabo, “se verá si los gobiernos van a tener vocación comunitaria a la hora de planear económicamente esto, porque quizá tengan esa intención cuando planean actividades o invitan a artistas, pero a la hora de que los presupuestos se vuelvan participativos y comunitarios, es cuando se verá hasta dónde va a llegar el impulso comunitario”, agregó.