Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- ¿Quién fue Gaspar Aguilera Díaz?, cualquier fuente confiable, como la Enciclopedia de la Literatura en México (ELEM), lo definirá como un poeta y escritor; y la verdad es que sí, lo fue, aunque en esa definición hay matices y colores que pudimos apreciar con toda claridad quienes le conocimos.
Hay una coincidencia entre quienes accedimos a esa posibilidad de conocer al poeta, fallecido en 2021 por causas no especificadas, es una forma de describirlo que no está en la ELEM ni en las reseñas biográficas que envían las instituciones: una persona generosa, o más todavía, noble.
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Detalles no faltan para hacer notar esa característica: quienes llegaron a asistir, o visitar, su taller literario, acontecido en su casa, podían notar que Gaspar Aguilera tuvo vínculos con gigantes de las letras hispanoamericanas, como Julio Cortázar y también con poetas nacionales como el caso de Hermann Bellinghausen y, sin embargo, no tenía problema alguno de compartir su pasión por las letras con escritores emergentes o aficionados, dentro del taller literario al que bautizó como otro poeta, Carlos Eduardo Turón.
Entonces, la generosidad radica en que Gaspar Aguilera no tenía reparo alguno en compartir su conocimiento con las personas ni tampoco en apoyarlas a crecer, tanto en lograr sus aspiraciones literarias como con el descubrimiento de nuevos horizontes, ya fuera musicales o gastronómicos.
De esto da cuenta el poeta y gestor cultural Abdías Martínez. Él relata que de Gaspar Aguilera, a quien nombraba de forma cariñosa Pay “aprendí a escuchar con todos los sentidos; dibujó, poéticamente, un vuelo para las imposibilidades y nombró con tal sutileza el espacio que habita entre la nostalgia y el erotismo que nos regaló una barcaza utópica desde su poesía. Aprendí a escucharme y a leerme, aprendí a llenar una sala con pájaros invisibles al ritmo de jazz y a desleírnos entre risas, la textura del pan negro con queso brie y la puntualidad del whisky en las rocas”.
El hecho de que Gaspar Aguilera fuera proclive a compartir no es poco y de hecho contrasta con el medio literario del estado, tan dado a la atomización, las maledicencias lanzadas por la espalda y a ejercer esa práctica de evitar que el “otro” crezca si no es “del grupo”.
Ese contraste lo confirma la profesora y escritora Nektli Rojas, “el medio cultural es muy duro, pero Gaspar Aguilera no habló mal de nadie nunca. Si lo pudiera definir con una palabra, sería nobleza”. En eso coincidió Abdías Martínez, quien fue entrevistado por El Sol de Morelia en febrero de 2021, cuando organizó junto al también poeta Marco Antonio Regalado un homenaje en vida para Gaspar Aguilera.
En ese momento, el también fundador y líder del colectivo Poeta en su tinta, declaró que “la poética de Gaspar va más allá de las hojas físicas, él abre su casa y su imaginario para escuchar, compartir y compartirse. Ha promovido y difundido obra de jóvenes y contemporáneos, poetas y narradores, nos lee con atención y respeto, se acompaña y nos acompaña como él dice en “ese viaje interminable hacia Ítaca, del que no tenemos ni siquiera la certeza de saber si llegaremos…”.
En esa apertura de su casa desfilaron toda clase de personas interesadas en las letras, desde el profesor de secundaria Víctor Hugo Rojas Cid y la cantante Ana Cota González, hasta poetas como Armando Salgado, becario del Sistema Nacional de Creadores.
Sobre Aguilera Díaz
No podría faltar en el dibujo de la persona de Gaspar Aguilera datos biográficos y profesionales, ya que el poeta también fue narrador, ensayista y abogado de formación. Nació en Parral, Chihuahua, el 20 de octubre de 1947 y se mudó a Morelia, Michoacán, para estudiar Derecho.
Forjó su carrera literaria en Michoacán y tuvo distintas resonancias en el extranjero: por una parte, su obra fue traducida a lenguas como el checo, el francés, el alemán y el inglés; por otra, enseñó literatura mexicana y latinoamericana en el Instituto de Romanística, en Salzburgo, Austria. Fruto de su trabajo, alcanzó galardones como el premio Tomás Valles Vivar, que le otorgó la Fundación Cultural Chihuahua en 1990; mientras que en 2008 obtuvo el Premio Estatal a las Artes Eréndira.
Entre sus libros publicados están Informe de labores, Los siete deseos capitales, Zona de derrumbe, Tu piel vuelve a mi boca, Diario de Praga, Noviembre y pájaros, Los ritos del obseso: poesía 1982-1998, Julio Cortázar: el lenguaje lúdico y la imaginación crítica; un amplio número de compilaciones, como El brillo de la yerba húmeda. Antología de mujeres poetas en Michoacán y Presencia del naufragio, título por el que Aguilera Díaz fue publicado por este medio y sobre el cual manifestó que sus temas ”son las obsesiones de toda mi vida: la mujer, la soledad, el amor, los viajes”.
En esas reseñas institucionales, quizá faltó otro tema presente a lo largo del tiempo, un rasgo recordado por la periodista y escritora Beatriz Rojas, quien expresó que, sin duda, Gaspar Aguilera “será un referente de la poesía erótica mexicana por la profundidad, el cuidado y el acierto al hilar las palabras, que convertía en frases aparentemente sencillas y breves”. No sobra decir que ella no sólo conoció a Gaspar Aguilera, sino que este le prologó su libro de cuentos Noche de muertos.
Abdías Martínez también comparte su visión en torno a la obra legada por Aguilera Díaz: “he aquí un náufrago que encontró en el verso la presencia para mantenerse a flote; esa es toda la historia, ‘…nuestra historia personal [escribió Gaspar Aguilera], que son todas las historias del mundo, porque no importará el destino del náufrago, cuando su brújula se orienta en sentir y vivir la vida en otra piel, en otra realidad, sobre todo cuando esta, es poesía”.
Libros publicados de Gaspar Aguilera Díaz:
- Informe de labores
- Los siete deseos capitales
- Zona de derrumbe
- Tu piel vuelve a mi boca
- Diario de Praga
- Noviembre y pájaros
- Los ritos del obseso: poesía 1982-1998
- Julio Cortázar: el lenguaje lúdico y la imaginación crítica