Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).-Un sitio para celebrar y para protestar o bloquear, es la fuente de Las Tarascas, un monumento de la historia reciente que se ha convertido en parte de la identidad moreliana. Sin embargo, está envuelto en leyendas y hacen falta registros históricos.
Esa falta de registros se puede constatar; por ejemplo, en que se desconoce el por qué fue retirada la fuente original en una noche de 1965, mientras que las leyendas urbanas que circulan entre la gente hacen pensar que las primeras Tarascas fueron a parar a tierras ibéricas o a la casa de algún político.
Pero hay cosas que sí se conocen y las comparte el historiador Hiram Padilla Rizo, el cual mencionó que la primera fuente de Las Tarascas fue colocada en agosto de 1931, aunque en ese entonces era conocida por las personas como fuente de las Indias, término que en la actualidad despertaría resquemores en más de uno y una.
Y a propósito de la falta de registros, Padilla Rizo mencionó que el promotor principal fue el entonces edil de Morelia, llamado Rafael Miguel Pedrajo Barrios, el cual impulsó la colocación de la fuente en un predio donde antes había un reloj y que era vecino de la Plaza de las Ánimas, conocida ahora como Villalongín.
Las primeras Tarascas fueron construidas, mencionó Padilla Rizo, “con materiales como varilla de fierro, grava, cemento, barro y estaban pintadas”. Esa escultura fue elaborada por Antonio Silva Díaz y estuvo colocada desde 1931 hasta 1965, año en que sorpresivamente fue retirada por el ayuntamiento el 25 de agosto de ese año.
A las 21: 00 horas de ese 25 de agosto ya estaba todo preparado, con grúas y trabajadores, supuestamente por órdenes del presidente municipal de ese momento, Fernando Ochoa Ponce, se tenía que desmontar antes del amanecer del 26; pero la falta de documentación no permite saber el motivo real por la cual la quitaron, mencionó Padilla Rizo.
Pero, aunque las razones certeras se desconocen, hay una historia al respecto, que proporcionó el ingeniero Manuel Rodríguez Morales. De acuerdo con el historiador, Rodríguez Morales contó en su testimonio que quitaron la fuente porque hubo una visita del presidente de México en el 64, Adolfo López Mateos y cuando estaban entrando a Morelia, la Primera Dama del país lanzó el comentario “que fea fuente” mientras miraba a la esposa del gobernador Agustín Arriaga Rivera, es decir, una indirecta.
Entonces, mencionó Padilla Rizo, “la falta de aviso o documentación generó la creación de mitos como que se las llevaron a alguna residencia moreliana de algún político, que si se las llevaron a España, que si están en Argentina; pero la realidad es que por mucho tiempo estuvieron en la antigua Feria”, lugar del que fueron retiradas para llevarlas a la zona que está entre el Nuevo (y abandonado) Recinto Ferial y el Hospital General Regional 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Un destino algo deprimente el de las primeras Tarascas, al considerar las condiciones en que se encuentra el lugar de su residencia: por un lado, una gran Feria abandonada y por otra, la basura arrojada en la vía que da acceso al hospital.
Ahora bien, las segundas Tarascas fueron instaladas, mencionó Padilla Rizo, el 18 de mayo de 1984, dentro de los festejos de aniversario de la ciudad. “Fue una respuesta a la inconformidad de la población, porque la fuente se convirtió en un ícono para los ciudadanos de Morelia”.
Las segundas Tarascas son más grandes que las primeras, conforman una escultura hecha en bronce por José Luis Padilla Retana. “Como dato interesante, se utilizó a una mujer de la isla de Yunuén como modelo para el rostro”, una persona de la que, para variar, se desconoce el nombre.