Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- La creación y confección de prendas es uno de los oficios con más antigüedad, utilizado por los primeros humanos, quienes elaboraban trajes a base de pieles de animales y con el paso del tiempo con telas de fibras de lino, algodón y lana que aprendieron a hilar.
A la par del perfeccionamiento de la indumentaria, las herramientas pasaron de ser agujas de hueso a telares, hasta llegar a la creación de máquinas que simulaban la práctica de coser a mano, pero con mayor rapidez.
Mujeres en el oficio
Durante muchos años, el negocio de la elaboración de prendas estuvo cargo del hombre, pero tras la invención de la máquina de coser y el nacimiento de las fábricas de confección, las labores de costura de las mujeres pasaron del hogar a la industria.
Sin embargo, el trabajo de las mujeres era considerado inferior al de los sastres masculinos, por ello, su salario era más bajo, pero con jornadas laborales más extensas.
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La necesidad de proveer el sustento familiar llevó a decenas de mujeres a lo largo del Siglo XIX, emplearse en estas factorías con condiciones indignas de sobreexplotación laboral.
Actualmente, existen países como Bangladés, India, Vietnam, Pakistán o China, en donde las mujeres que confeccionan prendas para empresas, lo hacen en condiciones extremas y sin un salario justo.
El hilo y aguja en México
En México, hay alrededor de 300 mil costureras y costureros, de los cuales el 90 por ciento son mujeres que sobreviven con salarios que van de 650 a 700 pesos a la semana, dos mil 800 pesos al mes, según datos del Sindicato Nacional de la Industria de la Costura y la Confección 19 de Septiembre.
Los mercados textiles que han incursionado en el país en los últimos años, se han convertido en el reto y competencia de las personas que ejercen este oficio, que en ocasiones les es imposible igualar el costo de producción que las textileras tienen comparado con sus talleres.
El descose de la industria
Durante la contingencia sanitaria, la cancelación de actividades y el cierre temporal de negocios azotó a la industria de la confección.
En Michoacán, alrededor de 60 empresas del sector cerraron sus puertas de manera definitiva, luego de que se redujo la producción en un 50 por ciento.
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El vicepresidente de la Asociación de Industriales de la Confección y el Textil (Incotex), Armando Saavedra Fuentes, dijo que con el cierre del 30 por ciento de las empresas, se perdieron alrededor de 600 empleos de los más de 10 mil que brinda la industria.
La puntada
Los negocios que han sobrevivido a la crisis sanitaria, comenzaron a elaborar cubrebocas lavables, batas médicas, uniformes quirúrgicos, entre otros productos que han sido fuertemente demandados, sin embargo, aseguran que esto solo les ayuda a conseguir un 10 por ciento de sus ventas.
El sector se encuentra en incertidumbre económica, pero estima que el regreso a las actividades incremente sus ventas.