Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Una capacidad imaginativa que atrapa al lector, gracias a las posibilidades insospechadas que despliega al abordar temas controvertidos y cuestionar la corrección política desde la ficción, define la obra del escritor portugués José Saramago (1922-2010).
En entrevista para El Sol de Morelia, el locutor y fotógrafo Manolo Espinosa –quien suscribe lo anterior– habló de la visita que el Nobel de literatura hiciera en febrero del 2004 –seis años después de recibir el galardón de la Academia Sueca– y de sus libros imprescindibles.
Su visita no estuvo exenta de polémica, una polémica que curiosamente se vinculaba con el clero, pues coincidió con la inauguración de la iluminación de la Catedral. Saramago se manifestó en desacuerdo con ese dispendio económico y dijo que no había necesidad de iluminar este monumento, pues era absurdo tratar de embellecer algo que ya lo es de antemano
Sin el interés mediático que suelen concitar las figuras del espectáculo, Saramago le otorgó una entrevista a Espinosa publicada posteriormente en el libro La metamorfosis del silencio (2015).
“Él me decía que el erotismo es algo que, desde el punto de vista divino, había sido colocado ahí por el creador. Entonces, para Saramago, no se justificaba la censura o la auto censura institucional o clerical”, dijo al señalar que el Nobel portugués mostró “una convicción inquebrantable a la hora de escribir”, ya que nunca se dejó amedrentar por los poderes de la Iglesia y el Estado, a pesar de tener que exiliarse tras la censura impuesta por el Ministerio de cultura de Portugal a su obra El evangelio según Jesucristo (1991).
Asimismo, calificó al autor de Ensayo sobre la Ceguera (1995) o El hombre duplicado (2002) –títulos esenciales junto al antes mencionado– como un “autor atemporal” que de igual manera a su antecesor Fernando Pessoa “es demasiado ecléctico como para etiquetarlo en alguna corriente literaria”.
“Saramago nos permite imaginar otros mundos, no quedarnos con lo que nos dicen que debe ser la realidad oficial o el establishment, sino cuestionar la corrección política desde la ficción. Esa sería la función esencial de la literatura, poder acceder a realidades alternas a través de la ficción”, advirtió.