Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El artista fundador del realismo en Francia, fue recordado por su actitud polémica frente al poder y su renovación formal y técnica para representar la vida cotidiana de su país durante la segunda mitad del siglo XIX.
En una cápsula publicada por la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum) y la Universidad de Morelia (Udem), la maestra Valeria Mendoza Loaiza habló del mítico padre de la escuela realista cuya obra “marca en gran medida la temática y el tipo de arte que se ve a desarrollar a partir de la segunda mitad del siglo XIX y hasta la época moderna”.
A poco más de dos siglos y un año de su nacimiento (Francia, 10 de junio de 1819- Suiza, 31 de diciembre de 1877), dijo que Gustave Courbet hizo patentes las diferencias sociales en su pintura, lo cual propició “que se convierta en un artista muy polémico en su momento”, al punto que fue “rechazado por la academia en los primero años que comienza a trabajar esa temática”, advirtió.
Sin embargo, tras su muerte –y como pasa con la mayoría de los genios– “es venerado como el gran artista del siglo XIX”, apuntó la docente luego de precisar que su etapa creativa duró cerca de 40 años.
“A él le toca la Revolución de 1848 y eso va a influir en gran medida la pintura que él va a desarrollar. Sin embargo, lejos de pintar estas figuras idealizadas de los héroes nacionales, en esa misma línea va a mostrar a la gente común y no tanto a los héroes”, señaló Mendoza Loaiza al hacer un breve recuento de sus etapas artísticas, la influencia del neoclasicismo y el romanticismo en su pintura, así como el contexto histórico postrevolucionario en Francia a mediados del siglo XIX.
“Él fue una persona muy decidida a pintar todo aquello que veía, su pintura está enfocada en mostrarnos también la vida cotidiana de las personas comunes. Empieza por personajes del campo y poco a poco se va moviendo hacia los personajes urbanos”, dijo en referencia al crecimiento de París como centro urbano y a los efectos derivados de la Revolución industrial –patentes en la población más vulnerable que abandonó el campo por la ciudad–, fiel y acremente retratados por Courbet.