Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- En Morelia y otras ciudades del estado, existen centros culturales que funcionan de manera independiente, la mayoría combinando los servicios de alimentos y bebidas con actividades artísticas.
Estos son proyectos de emprendedurismo que le apuestan a la oferta y demanda cultural: por un lado, dan cabida a los creadores locales en todas las expresiones; por otro, al público que busca espectáculos originales. Son centros culturales que funcionan sin subsidios gubernamentales ni programa institucional alguno, que invierten un capital y generan empleos, siempre confiando en que se pueden crear industrias culturales sustentables.
CACTUX
Fundado en 2010, el bar Cactux se describe como un establecimiento que ofrece alimentos y bebidas realizados con productos orgánicos provenientes de comercios locales y comunidades indígenas del estado de Michoacán. Uno de sus socios es Gilberto Pérez, quien entrevistado por este diario afirma que la idea creada hace una década era abrir un sitio alternativo donde tuvieran cabida los artistas de la ciudad, sobre todo aquéllos que no encontraban un foro para presentar sus propuestas.
Mayormente conocido por su estilo culinario, lo cierto es que este lugar realiza encuentros literarios, presentaciones de libros, funciones de teatro, exposiciones plásticas, proyecciones de cine y principalmente conciertos en vivo. En la década de vida, han pasado decenas de bandas de rock, folk, música regional, punk, metal, cumbia, salsa y prácticamente cualquier género. En cuanto a su modelo de negocios, el bar suele ofrecer un pago a los artistas por sus presentaciones, o si el caso lo amerita, los creadores se quedan con lo recaudado en taquilla y el bar con los consumos de los clientes. “La idea es que todos ganemos y sostengamos un proyecto de arte independiente, que es el espíritu que nos mantiene en pie”, afirma Gilberto Pérez.
GIRALUNA
Casi frente al Cactux está Giraluna, un proyecto que llegó a Morelia hace más de tres años con la intención de convertirse en un foro que aglutinara no solo espectáculos, sino charlas especializadas, conversatorios, películas comentadas y talleres artísticos.
Su oferta gastronómica incluye bebidas regionales y comida preparada de forma artesanal, con zonas libres de humo. Su administración le ha apostado a encuentros feministas, slams de poesía, exposiciones de foto, bazares de artesanos michoacanos, competencias de stand up y conciertos de casi todos los géneros. Pero su abanico también ha sido abierto para charlas de divulgación científica, algo poco común en este tipo de espacios.
La mayor parte de sus eventos en vivo recurren a la cooperación voluntaria, misma que va de forma íntegra para los artistas.
EL TRASPATIO
Tras un encuentro de editoriales independientes nace El Traspatio aunque pronto evolucionó como un pequeño centro cultural que rebasa el concepto de cafebrería.
Eventos como Originaria han nacido en una casona ubicada en la calle Fray Bartolomé de las Casas, donde también se han presentado libros de investigadores como Cuauhtémoc Medina, conciertos íntimos con La Ru y El Rul, conversatorios con activistas sociales, funciones de títeres y círculos de lectura.
Aunque su vocación natural es la venta de libros de editoriales no tan comerciales, El Traspatio tiene como sello distintivo la creación de nuevos lectores, lo que refuerzan con talleres enfocados a menores o padres de familia.
LA PULKE
Uno de los pocos lugares especializados en la venta de pulque michoacano va de la mano con eventos culturales que pasan por noches literarias, exposiciones, música en vivo, danza contemporánea, torneos de ajedrez, sesiones de jazz, percusiones, funciones de teatro y muchos solistas conocidos como roleros.
Su ubicación en el centro de la ciudad los ha posicionado como una alternativa para conocer a los creadores contemporáneos no necesariamente consolidados, sino más bien emergentes, esos que apenas se abren camino para compartir su arte.
DOS CASOS EN PÁTZCUARO
En el pueblo mágico de Pátzcuaro también se han desarrollado centros culturales desde la iniciativa privada. Uno de ellos es El Gran Calavera, que además de café-restaurante es galería, tienda de artesanías y un espacio abierto a exposiciones plásticas y eventos artísticos.
Con dirección en la calle Ahumada, se han posicionado como un centro que alberga conciertos de géneros como el folk, música clásica de La India y ritmos afrolatinos, pero que además es casa de artistas plásticos y artesanos.
Otro ejemplo es La Jacaranda Cultural, un proyecto colectivo integrado por cuatro empresas ciudadanas: Axolotl, que concentra artesanos de textiles, barro, madera y cerámica; Akua, quienes elaboran alimentos orgánicos; Pulquería Don Cipriano, que ofrece pulque michoacano y otras bebidas ancestrales; además de Nitamakwa, la cooperativa que organiza los eventos artísticos pero que también ofrece productos como café, chocolate y bebidas artesanales.