Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- La década de los 80 fue particularmente luminosa en materia de música y arte en general. El rock ya estaba bien asentado pero sufría los estragos del glam, la invasión del disco, el furor del pop, y entre toda esa ola comercial la respuesta del postpunk como una vanguardia que habitaba en el underground. Desde luego, los movimientos surgían desde países europeos y en Estados Unidos, pero México adoptó esa contracultura desde clubes alternativos donde aparecían bandas que sonaban a The Cure, Bauhaus y Joy Division.
Ese entorno es el que envuelve a la película Esto no es Berlín, del egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica Hari Sama, quien debutó hace ya varios años con el largometraje Sin ton ni Sonia. Ubicada en 1986, la trama se enfoca en Carlos, un puberto de 17 años que parece no encajar en ninguna parte, pues su familia no entiende sus inquietudes y sus amigos parecen demasiado adultos y contemporáneos.
Las habilidades para arreglar un teclado que todos daban por perdido le dará como premio el acceso al mítico club Aztec, donde tocan bandas de postpunk, circulan las drogas y existe la libertad sexual sin límites ni complejos.
El propio Hari Sama interpreta un papel secundario que sin embargo resulta clave, un tío chavorruco que vive en el eterno viaje y por lo tanto influenciará a Carlos para que no se espante con el consumo de drogas y las relaciones sexuales. “Desde luego que la película tiene muchas referencias autobiográficas y la música que contiene es el soundtrack de mi vida”, apuntó Sama en una charla con los medios de comunicación.
En la cinta se critica la enajenación de las masas con espectáculos como el futbol y se señala cómo la juventud siempre encuentra un punto de protesta. En este caso, se plantea al performance callejero y radical como ese grito contra el histórico Mundial donde emergió la figura de Maradona, que tiempo después se convirtió en una referencia del uso indebido de sustancias prohibidas.
Esto no es Berlín formó parte del programa Impulso Morelia el año pasado, plataforma donde películas en posproducción encuentran puentes de visibilidad para su distribución internacional. Meses después la cinta formó parte del Festival de Sundance, donde obtuvo muy buenos comentarios.
“En general nos recibieron muy bien en Sundance y ha gustado mucho entre círculos de la comunidad LGBT+”, destacó Hari Sama, quien de paso recalcó que el postpunk circula por sus venas: “Me encantaría que me gustara la salsa, por ejemplo, pero lo mío es el postpunk”, concluyó.