Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).– Un reconocimiento a la diversidad de las tradiciones culturales de nuestro estado y a los artistas que por su calidad destacan en las mismas, es lo que buscó dejar de manifiesto la XVI edición del Premio Eréndira, cuya ceremonia de entrega se realizó la tarde de este viernes.
Durante el acto protocolario, Claudio Méndez Fernández, titular de la Secretaría de Cultura estatal (Secum), explicó que no fue “decisión fácil” para el jurado del premio elegir a los maestros Serafín Ibarra, José Luis Soto y Manuel Aguilar, entre todas las postulaciones hechas –dijo– “tratándose de un estado tan rico en tradiciones y artistas”.
Luego de mencionar que este año la Secum recibió 40 por ciento más postulaciones que el año anterior, el funcionario reconoció que el sector cultural "ha sido de los más afectados por la crisis sanitaria" y aseguró que los artistas son "piezas clave para generar nuevos modelos de convivencia" de cara a la crisis sanitaria.
Durante la ceremonia, las autoridades estatales entregaron un diploma de reconocimiento y un cheque por 300 mil pesos al músico calentano Serafín Ibarra, al artista visual José Luis Soto y al artesano especializado en máscaras Manuel Aguilar, por trayectoria artística y calidad en la ejecución de sus respectivas disciplinas.
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En su intervención, el gobernador del estado Silvano Aureoles Conejo subrayó el prestigio y la relevancia que ha ido ganando este certamen a lo largo de sus 16 ediciones y lo calificó como “el más importante de Michoacán”. En velada referencia a los cuestionamientos que ha recibido en últimas fechas la XII Bienal “Alfredo Zalce”, enarboló la transparencia con la cual el jurado del Premio Eréndira eligió a los tres galardonados.
Asimismo, demoró su discurso sobre las bondades de la cocina michoacana y el papel protagónico que jugó la entidad para que la Unesco considerara a la gastronomía mexicana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Por su parte, José Luis Soto dijo en su discurso que su obra plástica puede definirse en la frase “viejas tradiciones y nuevos símbolos”, que acuñó para aludir al trabajo del artista tocado por la influencia de los grandes maestros y, a la vez, obligado a replantear el canon para encontrar un camino personal.