Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).– Explorador del “azar controlado”, noción fundamental para el expresionismo abstracto, pero sin abandonar por ello la figuración, Guillermo García Figueroa es un pintor y dibujante que reparte su tiempo entre el taller y la galería “Pórhé”, Arte Contemporáneo, afincada en Uruapan.
Entrevistado por El Sol de Morelia, Guillermo García habló de su orientación hacia los talleres libre y el autodidactismo, su trabajo como artista y galerista, así como los proyectos debió suspender a causa de la pandemia.
El gusto por el arte lo encontró viajando por el mundo, gracias a los cursos de pintura que tomó a principios de los años 80’s en Perugia, Italia. Posteriormente regresó a México y tomó talleres libres un par de años en el Centro Cultural “El Nigromante” de San Miguel de Allende, Guanajuato, para luego iniciar en Xalapa su carrera de Artes visuales, en la Universidad Veracruzana, misma que abandonó por cuestiones personales. Además de estos acercamientos, tuvo la oportunidad de estudiar en Salzburgo, Austria con el pintor venezolano Jacobo Borges, entre 1999 y 2002.
“Mi propuesta parte del accidente como elemento básico de la expresión personal. En mi búsqueda del sincretismo de forma e idea, echo mano de colores y texturas para plasmar conceptos y percepciones que cristalizan en una imaginería tanto zoomorfa como antropomorfa”, explicó.
Apenas el año pasado tuvo un exposición individual en el Centro Cultural Uruapan. A causa de la pandemia, reconoció que algunos de sus proyectos se encuentran en suspenso, entre ellos un tiraje de estampas. Sin embargo persiste en la práctica del dibujo y el collage pues son parte de su disciplina cotidiana. Ese trabajo constante lo ha llevado a colaborar con autores para ilustrar tapas de libros en México, Canadá y España.
Las influencias de García Figueroa van del expresionismo alemán, Marc Chagall y Willem de Kooning –pintor abstracto que lo impactó profundamente–, hasta sus maestros Jacobo Borges y Miguel Suazo, además de Francisco Toledo y Manuel Felguérez.
“Las galerías son un fenómeno incipiente en Uruapan”
En “Pórhé”, galería especializada en arte contemporáneo, vende obra propia y de otros artistas uruapenses, especialmente gráfica y pintura. “Abro todos los días, aunque mi mayor venta la hago por internet, ya que no es el tipo de pintura tradicional que se ve en Uruapan, con estampas del Parque Nacional y paisajes, entonces lo que hay aquí causa cierta extrañeza”, señaló.
Calificó como “semillero de artistas, especialmente de pintores” a la Perla del Cupatitzio, y por ello señala lo paradójico que es la escasez de galerías de arte en Michoacán “como las hay tiene Monterrey o la Ciudad de México”.
“En Uruapan hay varios murales con técnica muy depurada que son de chavos que ni siquiera a Morelia se pueden ir a estudiar. Claro, está la Escuela Mapeco y de ahí han salido varios pintores”, dijo luego de advertir que hacen falta más esfuerzos para agitar la escena artística de la ciudad.
Reconoció que un proyecto pionero encaminado a abrir el panorama del arte uruapense es el emprendido por la familia Illsley y el escultor Javier Marín en la Fábrica de San Pedro, centro cultural que calificó de “primer nivel” en el cual han expuesto varios artistas de talla internacional y se perfila como un satélite para las expresiones artísticas de esa región.