Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Con una convicción natural por la cultura, el pueblo mágico de Pátzcuaro se ha distinguido por mantener una oferta muy rica en todos los renglones artísticos. Si damos un vistazo a los últimos diez años, habremos de encontrar proyectos muy consolidados en rubros como galerías, talleres, tiendas de artesanías y centros multiculturales para la música original, las proyecciones de películas, teatro, danza e incluso encuentros especializados como Originaria, realizado hace algunos meses.
Sin embargo, varios de esos espacios que son sustentados por gestores independientes corren el peligro de desaparecer si la contingencia sanitaria en el país se extiende más allá de lo esperado.
Elizabeth Nava, fundadora de El Gran Calavera, relata en entrevista que desde mediados marzo las cosas se han complicado tanto que ya no pueden abrir ese centro ubicado en el centro de la ciudad y se han tenido que conformar con ofrecer servicio de cafetería (solo para llevar) los fines de semana, además de vender productos artesanales por medio de las redes sociales.
La indicación de no dar acceso al público les obligó a cancelar conciertos y otros eventos que ya estaban programados, lo que representó la primera pérdida económica. Para estas mismas fechas realizarían una jornada para celebrar a las niñas y los niños, lo que incluía números musicales, exposiciones y obras escénicas. A esto se sumaban conciertos de rock y jazz, así como una extensión del tour Cinema Planeta.
El Gran Calavera alberga varios espacios: una cafetería que se distingue por los insumos locales; la galería La Cabrona, administrada por el artista visual Ángel Pahuamba; un salón para compra, venta y trueque, además de otra sala para exhibir el trabajo de artesanas de la región.
Elizabeth Nava no se siente tan pesimista, sabe que la cultura de lo autosustentable y la autogestión puede sobrevivir a este tipo de crisis, pues crean redes que se salen del modelo económico capitalista y apuestan por figuras como el intercambio, la consignación e incluso el producir en pequeños huertos para evitar factores estacionales que alteran los precios de insumos básicos.
Con todo y eso, es consciente de que si el parón se extiende mucho, los gastos fijos de éste y otros centros culturales no tendrán cómo saldarse.
Otro caso es el de La Jacaranda Cultural, donde igualmente confluyen venta de textiles artesanales, escenario para conciertos y hasta oferta de pulque. Cerraron desde inicios de abril y desde entonces lanzaron una campaña de recaudación económica al extender bonos solidarios, que consisten en depósitos de entre 500 y mil pesos que se harán válidos en consumo una vez que la vida pública regrese a ese pueblo símbolo de la cultura purépecha.