Morelia, Michoacán.- Previo a la llegada de los españoles a México, los pueblos originarios de México tenían ya una cultura desarrollada y su propia religión, la cual incluye un concepto del infierno.
Contrario a lo que se piensen las religiones judeocristianas, en la cultura purépecha la muerte se ve una parte de la vida, una continuación, no el final.
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Los purépechas creen que la muerte de cada persona se define por su género u ocupación. El infierno no lo ven como un lugar de eterno sufrimiento sino como de transición y regeneración para la siguiente vida.
Al igual que muchas culturas mesoamericanas, el fallecido era considerado como una semilla que aportaba alimento a los vivos y la muerte era solo un paso en el ciclo vital. Sin embargo, durante la colonización se impuso el catolicismo y por ende el concepto del infierno que conocemos hoy en día.