Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Por sus paredes y pasillos hay pinturas, grabados o esculturas, las cuales puede ver cualquiera que así lo desee, pero, desde luego, no siempre fue así, porque la casa en la que ahora está el Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce (MACAZ), fue la residencia de verano de una familia francesa afincada en México.
Aunque esto ocurrió en el siglo XIX, periodo del que data la construcción, en lo que era entonces un terreno fraccionado para la edificación de mansiones veraniegas para familias adineradas.
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Esta información la compartió la historiadora y profesora Catalina Sáenz Gallegos, quien añadió que la propiedad de la que hablamos fue levantada en 1897.
En este punto, la historiadora del arte, Andrea Silva Cadena, refirió que la construcción fue impulsada por un hombre llamado José Iturbide.
Ahora bien, Sáenz Gallegos aseguró que no se conoce el nombre de la familia francesa que habitó el espacio hasta la tercera década del siglo XX, que es cuando en la zona la mayoría de las casas que había en las inmediaciones fueron derrumbadas.
Sin embargo, antes de que ocurriera esa eventualidad trágica para esa familia, ellos y el resto de moradores veraniegos utilizaban su tiempo en solazarse con actividades que iban desde la caza de venados hasta funciones de circo y funambulismo.
Al respecto, la profesora Catalina refirió que había peleas de gallos y conciertos para los que rentaban orquestas típicas. Esto lo combinaban con paseos de campo a la zona de Santa María o con piezas de teatro en el Ocampo, que en ese entonces se llamaba Coliseo “y la gente asistía a ver obras o escuchar ópera”.
La casa pertenecía entonces a una zona pudiente, en donde al parecer no acudía la gente de estratos humilde, aunque no lo tenían prohibido.
“Ellos tenían sus propios barrios, las personas de escasos recursos tenían como diversión la Noche de San Juan del 24 de junio, que era considerada mágica y entonces las mujeres iban a bañarse al Río Grande, en un acto festivo que incluía música y comida”, detalló la académica.
Desde luego, en la actualidad, ya no se podría considerar buena idea acudir al Río Grande de Morelia para tener un día o noche de campo, con música y comida incluidos, pero esto ya es tema para otra historia.
De regreso con la mansión, Sáenz Gallegos mencionó que en 1971 fue constituida como galería de arte contemporáneo con una exposición de Jesús Escalera, mientras que en 1993 recibió el nombre que lleva actualmente.
Pero lo que ocurrió entre 1971 y principios del siglo XX fue expresado por Silva Cadena, quien refirió que en los años 30 la casa fue abandonada por su último habitante, Manuel Ibarrola.
Luego, entre 1934 y 1961 no fue ocupada, hasta que la adquirieron sus últimos dueños particulares, Elvira Miravet y su esposo, el arquitecto Ramírez Bernal, quien hizo una renovación del edificio.
Aunque, como lo relató, la pareja fue despojada de la edificación porque no contemplaron el detalle de que cuando se hizo la división de los predios, se estableció que el gobierno sería el propietario absoluto del terreno y se harían concesiones por 100 años.
Entonces, dijo, la concesión que había para esa casa terminó y “no sin molestias, el arquitecto y su esposa se vieron obligados a dejar el inmueble”.
De esta manera, el gobierno se convirtió en dueño de la mansión, transformada en galería por el entonces presidente de la república Luis Echeverría en 1971 y convertida un año después en “Museo de Arte Contemporáneo”, el primero de su tipo en la región centro occidente de México, de acuerdo con la historiadora del arte.