Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El mural ‘Brota la lengua’, inaugurado en 2019 y el cual detonó una ola de murales que comenzaron a aparecer con más frecuencia en Morelia, ha sido dañado.
Cuarteaduras, vandalismo, grafitis, rayones, mensajes y pintura lanzada sobre esta pieza que logró cautivar a morelianos y turistas, son solo una parte de las condiciones en las que se encuentra esta obra en la que se plasma la cultura y tradiciones de Michoacán, como la Noche de Muertos, el Torito de Petate, la Danza de los Viejitos, la Mariposa Monarca y el ajolote.
Por ello, El Sol de Morelia entrevistó a Spaik, nombre público del artista autor de esta pieza basada en el poema de Rubí Tsanda, poetiza de la Cañada de los Once Pueblos, y el cual se ubica en la Plaza de la Paz, sobre la Avenida Héroes Nocupétaro esquina con Valentín Gómez Farías.
Confundido ante la situación en la que observó el mural, Israel Guerra Romero, nombre real de Spaik, se dijo dispuesto a restaurarlo, si es que hay intención de hacerlo y no dejarlo perder.
“Sí lo puedo reparar siempre y cuando la Secretaría de Cultura de Morelia esté interesada, pero antes hay que aplanar la pared donde está la cuarteadura, posteriormente pintar otra vez esa parte. Se necesitan varios litros de pintura, así como grúa y un par de asistentes. Este mural es casi un icono de la ciudad, y cambiarlo seguramente traería muchas consecuencias negativas a las autoridades, y es que pasó algo similar en el Instituto de la Juventud Moreliana (IJUM) con un mural mural que borraron, y la gente casi se los come vivos, además de que no me avisaron que lo intervendrían”.
Continuó: “Ahora lo que sucedió con ‘Brota la lengua’ es que la gente se lo apropio y se siguen tomando selfie ahí para subirlas a sus redes, y ya se convirtió en un patrimonio. Podría restaurarlo tal y como sucedió con ‘Tejedores de sueños’, el mural de Saner y Sego que se ubica en el Museo Nacional de Culturas Populares en CDMX y restauraron después de 10 años pues ya lo requería, la obra de ellos no se borró ni se encimó otra, y sería bueno que en Morelia sucediera lo mismo, pues se debe dar el valor y el peso de las personas que hicimos este mural, que no solo fui yo, tuve un equipo detrás”.
Esta obra se encuentra bajo el cuidado y resguardo de la Secretaría de Cultura de Morelia (SeCultura), aunque desde 2020 comenzó el abandono a dicho mural.
“Entiendo que el deterioro es normal porque es arte público y se le tiene que dar mantenimiento. Solo no sé por qué le salpicaron pintura, esa acción la veo más como una manifestación de algún grupo inconforme o no sé”.
Spaik, quien a lo largo de su carrera ha dejado su arte y su huella con el folklore mexicano en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, explicó, en ningún otro país ha sucedido que se afecte el arte público, o al menos sus obras.
“Comparando a México con otros países, ahí no me ha pasado nunca esto, tal vez se tiene más respeto al arte pues ¿Qué se soluciona al arrojarle pintura a algo chido de una ciudad?”.
Respecto a la posibilidad de que sea borrado a raíz del daño, como ya se ha visto en los otros murales que estaban en la Plaza de la Paz, señaló: “Yo creo que hay otras 50 mil muros más en la ciudad como para que quieran cambiarlo ¿no? En lugar de encimar o poner uno arriba del otro. Se deberían hacer nuevos para hacer más grande el movimiento de murales en la ciudad y así difundir más el talento de otros artistas”, concluyó Spaik, integrante de una camada de muralistas mexicanos con reconocimiento internacional quien tiene influencias de David Alfaro Siqueiros, Jorge González Camarena y Picasso.
El mural ‘Brota la lengua’ es parte de un proyecto nacional impulsado por la Secretaría de Cultura Federal, con el que a través de 10 creaciones en diversas ciudades de México, se celebró en 2019, el año Internacional de Lenguas Maternas nombrado por la Unesco.
El talento y la obra de Spaik, quien ha mencionado, a través de ella desea hacer un mundo más feliz, por eso el uso de los colores, ha sido integrada para publicaciones sobre muralismo mexicano, como en 2017 cuando se incluyeron fotografías de sus murales para el libro “Muros somos, los nuevos muralistas mexicanos”.