Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex).- Ubicado en un espacio muy conocido de la ciudad, que es la plaza Valladolid, mejor conocida como San Francisco, el Museo Michoacano de las Artesanías está alojado al interior de uno de los edificios más antiguos de Morelia, el cual llegó a tener más del doble de la extensión que ahora ostenta.
En esta ocasión, dentro de nuestra serie “Que fueron los museos antes de ser museos”, nos adentramos entre las artesanías que resguarda el Museo, para conocer lo que antes tenían y albergaban las paredes de ese lugar.
La historia
Lo que hoy tiene al Museo como al Instituto del Artesano Michoacano (IAM), fue un convento, colegio y noviciado franciscano que inició como una construcción humilde a fines del siglo XVI, la cual fue ampliada hasta conformar una estructura enorme, de la que ahora sólo se conserva menos del cuarenta por ciento.
Esto relata la doctora en historia Jaqueline Cortés Cortés, quien añade que dicha estructura llegó a incluir fragmentos y casas de las calles adyacentes, mientras que la actual explanada de San Francisco, en la que ahora se celebran eventos de diversa índole, en la era colonial fue nada menos que un cementerio.
Por tanto, dice que ese edificio y el del ex convento de San Agustín -que ahora aloja la casa del estudiante Isaac Arriaga-, “son los más antiguos de Morelia; el edificio franciscano empezó a ser construido en 1542 por Fray Antonio de Lisboa, uno de los principales promotores, la primera construcción era de paja y adobe, duró hasta 1560 y empezaron a construir con cantera la nave del templo y el convento, lo más importante fue terminado en 1610, la torre fue finalizada en 1730”.
Pero el concepto “terminar” es relativo, pues como afirma Cortés Cortés “esos edificios siempre tenían ampliaciones y mejoras. El convento abarcaba todo lo que hoy es plaza Valladolid, el actual estacionamiento de atrás, fragmentos de las calles Bartolomé de las Casas, Vicente Santa María y María Elizaga”.
Por si fuera poco, Cortés Cortés añade que en la actual parada de camiones de transporte público había una capilla, “que era una estructura de grandes dimensiones y la visitaba gente adinerada de la ciudad, que eran quienes patrocinaban las construcciones, pues los franciscanos tienen mecenas a lo largo de su historia. Ellos tenían donaciones, las venían e invertían, para eso contaban con un tesorero que era ajeno al convento, al que llamaban síndico”.
Luego ocurrió lo mismo que en otros lugares de origen religioso: luego de la desamortización de bienes de la iglesia, la estructura fue expropiada en 1871 y fue fraccionada hasta llegar a su tamaño actual; después fue clausurado el cementerio y en su lugar pusieron un mercado. Fue hasta 1972 en que adquirió su vocación actual, pues ese año el gobierno instauró el IAM.
Interés foráneo, indolencia local
La estructura que hoy guarda al Museo y al IAM todavía despierta interés entre los visitantes, según comentó Jonathan Abdiel Nieto Alcaraz, un joven historiador, bibliotecario y guía de turistas.
De hecho, en base a su experiencia dice que el Museo Michoacano de las Artesanías es uno de los lugares que más llaman la atención, lo que hasta cierto punto es natural “pues si nos ponemos a pensar, los visitantes del norte del país el ver trabajos artesanales resulta una maravilla porque son cosas que no tienen allá, acá lo conocen y preguntan sobre de qué regiones o qué culturas son las piezas, lo valoran”.
Sin embargo, con los morelianos hay una percepción distinta, pues afirma que si bien conocer el pasado es una forma de fortalecer la identidad “la mayor parte de la población moreliana no conoce la historia de su propia ciudad y no hay tanto sentido de pertenencia, entonces ahí se debe trabajar mucho en que podamos atender esa parte”.
La cuestión, refiere, es que falta acercamiento del público local a los propios espacios y a los servicios como los que Nieto Alcaraz ofrece en torno a lugares como el Museo Michoacano de las Artesanías, que muestra 934 piezas, de 16 ramas artesanales y recibe visitantes entre las 10 y las 18 horas, de lunes y domingo